ARROPADO. Rodríguez Zapatero aplaude junto a José Blanco (izq.). En primera fila coincidieron figuras históricas del partido y nuevas caras del Gobierno. / CHEMA BARROSO
ESPAÑA

Zapatero dice que es una «exigencia moral» ser optimista frente a la crisis

El máximo dirigente del PSOE promete lealtad a los valores del socialismo democrático, pero reduce la apuesta por la laicidad Incita a los asistentes al congreso a trabajar y «consumir»

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«Ser optimistas es algo más que un acto de racionalidad, es una exigencia moral, un rasgo de decencia y, si me lo permitís, hasta de elegancia». José Luis Rodríguez Zapatero había concebido el 37 Congreso de su partido casi como una celebración de su victoria electoral, pero dedicó la mayor parte de su informe a insuflar ánimo a las bases y a construir un escudo frente al aluvión de críticas que ha recibido por su gestión de la crisis económica.

El líder de los socialistas admitió que el partido se enfrenta ahora a «adversidades» y situaciones desfavorables. Pero se negó a cambiar el discurso con el que en plena campaña capeó los datos que ya hacían presagiar la crisis. «Estoy convencido de que pecar de optimismo respecto a las posibilidades de un país es un pecado venial, pecado mortal es ignorar nuestras propias fuerzas», insistió.

Ni cambió el discurso ni cambiará las políticas que prometió en tiempos de bonanza, según aseguró a los casi mil delegados congregados en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid.

La dirección socialista ha llegado a la conclusión de que su única baza frente al PP en este debate es subrayar lo que los diferencia; abandonar las cuestiones técnicas, en las que el margen de maniobra del Gobierno es limitado, y ahondar en la ideología.

Lealtad

Frente a una militancia que ha dejado clara su preocupación por una deriva en exceso pragmática que acabe por difuminar los rasgos de la izquierda, Rodríguez Zapatero prometió lealtad a los ideales del socialismo democrático y reiteró que mantendrá las políticas sociales y de empleo, que no rebajará la ayuda al desarrollo.

Pero eludió meterse en honduras sobre las iniciativas que impulsará en esta legislatura. Lo que tocaba ayer viernes era una rendición de cuentas del trabajo realizado, y en ella encontró materia para satisfacer a esos mismos delegados que se quedarán con la miel en los labios cuando comprueben que sus proposiciones sobre laicidad, eutanasia o aborto han quedado en agua de borrajas: sacó a relucir el matrimonio homosexual, el divorcio exprés y la retirada de las tropas de Irak.

Omisiones

Rodríguez Zapatero no dijo palabra de inmigración o de la ley de la memoria histórica. Y pasó de puntillas por la reforma de los estatutos de autonomía.

Concluyó con una referencia a sus prioridades para estos tres días, casi todas económicas, y pidió a los suyos respaldo a las próximas negociaciones con sindicatos y empresarios.

Mencionó la educación y la agricultura, y sólo en último término habló de «extender los derechos de los ciudadanos propios de una España laica».

Como colofón, un nuevo alarde de optimismo y un canto a la confianza en el partido y en el país que, no obstante, cerró con una petición: «¿A trabajar! Y también conviene que consumáis».