TRABILITRANES

A Tío Paulera

El pasado viernes se marchó para siempre Francisco Vargas Vargas, más conocido en el ámbito flamenco como Tío Paulera. Coincidí en muchas ocasiones con él en la pescadería del común amigo Joaquín El Zambo donde se sentaba con su bastoncillo en pleno corazón del histórico Barrio de Santiago. Era una auténtica delicia apurar un cortito de fino con Tío Paula, como también se le decía, pues rememoraba a cada instante viejas estampas y vivencias del barrio y sus personajes y el sin fin de personajes que había conocido. Era hijo de Francisco de Paula Vargas Dávila Paulera El Viejo (Jerez, 1907-1974), quien era primo hermano de La Bolola. Gracias a Pierre Le Franc y a la serie de Rito y Geografía del Cante tenemos algunos testimonios cantaores de su ancestro, en los que priman unas verídicas recreaciones del cante de Tío José de Paula por siguiriyas y unas soleás de Tío Juanichi El Manijero.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Paulera no se dedicó íntegramente al cante, pese a que actuó en no pocas convocatorias. No obstante, conservaba viejas posturas cantaoras y un decir añejo que se convirtió en obligada referencia para algunos artistas de jerezanos de hoy, como Luis el Zambo, Fernando de la Morena, Diego Carrasco o Vicente Soto. Una fuente de sabiduría que siempre estaba presta a compartir sus innumerables vivencias de una forma de ser y estar ante la vida que él llamaba cante, que no flamenco, y que se estaba perdiendo poco a poco. No en vano eran muy conocidas las reuniones cantaoras que se daban en su casa paterna, hoy recordadas a cada momento por Chano Lobato, entre otros.

Una estampa, la suya, que ya no volveremos a presenciar. Como en aquellas nochebuenas a medio día, allí en lo del Zambo, cuando animado se daba su vueltecita y decía dos o tres letras de bulerías cortas tan antiguas como plenas de sabor que interpretaba junto a algunos cuplés añejísimos.

Por desgracia sólo ha quedado registrada una bulería suya en el disco de Los Juncales de Jerez y se nos ha ido otra fuente que consultar. Con los presupuestos que maneja hoy la industria flamenca es un atentado cultural de primer orden que ninguna institución se encargara de recoger sus testimonios y sus cantes. De él y otros muchos de su generación que se nos están marchando sin remedio y de forma acelerada. En fin, lo de siempre. Al menos, nos quedará en hermoso recuerdo de un gitano de bien y de esa estampa de flamenco antiguo que cada vez parece más extinguida. Descanse en Paz, Tío Paulera.