Vista de las ruinas de Baelo Claudia, en Bolonia. / MIGUEL GÓMEZ
Cultura

Los arqueólogos confirman que Baelo Claudia se fundó en el I a.C. y no dos siglos después

Los últimos hallazgos han dado con la factoría alrededor de la que se fundó la ciudad y desechan su origen fenicio

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Como una serie por capítulos, la historia va desvelando poco a poco sus secretos. La ciudad romana de Baelo Claudia que reposa en la ensenada de Bolonia (Tarifa) ha vuelto a hablar de su pasado. Las últimas investigaciones de los alumnos del Curso Internacional de Arqueología Clásica, uno de los mejor considerados de Europa han confirmado que el asentamiento nació a comienzos del siglo I a.C. y no dos siglos después, como apuntaban hipótesis anteriores.

Así lo confirma el director del yacimiento y arqueólogo de la Junta de Andalucía Ángel Muñoz, que participó ayer en la tertulia arqueológica que celebra mensualmente el Ateneo Científico, Histórico y Literario de Cádiz. Según Muñoz, los últimos estudios arrojan hallazgos que serán presentados en breve por la Junta y que «reestructuran» los datos que del yacimiento se tenían desde que Pierre Paris comenzase a excavar la zona entre 1917 y 1921.

Uno de ellos atañe a la fundación de la ciudad, probada hasta ahora en el siglo I d.C. a partir de las investigaciones del francés. Según Muñoz, «se ha podido determinar que esta fundación corresponde al siglo I d.C., casi dos siglos antes de lo que se pensaba».

En su opinión, las conclusiones de los descubrimientos del Curso de Arqueología confirman que fue un poco más tarde, alrededor del 20 a.C., en la época augustea cuando los primeros habitantes de Baelo erigen el recinto amurallado, los templos y el foro de una de las ciudades romana mejor conservadas en la actualidad.

Fundación

Además, los últimos descubrimientos echan por tierra otras hipótesis, como la que apuntaba a que la ciudad tenía un origen fenicio púnico y que aún no se habían catalogado. «Sabemos que no fue así, porque debajo de la fábrica de salazones no hay nada más antiguo», dice el director del yacimiento que sugiere otra hipótesis. «Probablemente fueran los turdetanos que habitaban en la Sierra los que se acercaron a la costa y comenzaron a hacer salazones de atún aprovechando la Paz Augustea». Esas labores alrededor del atún «cambiaron la comercialización y el sistema de captura», asegura el arqueólogo.

Por otra parte, los investigadores han hallado que el barrio que utilizaron como yacimiento no es solamente industrial, sino también comercial. «Algunas de las dependencias que se creía formaban parte de la industria son realmente viviendas».

Estos mismos arqueólogos también han profundizado en las fases de construcción de la muralla este de la ciudad por la exigencias del nuevo recorrido turístico. El yacimiento arqueológico estrenó hace unos meses un centro de interpretación para explicar a los turistas los secretos que entraña.

apaolaza@lavozdigital.es