OBITUARIO

José Eloy Gómez Rube

Los compañeros y los amigos universitarios de Eloy, en más de una ocasión, nos hemos preguntado por las claves de su peculiar manera de interpretar la vida. Nos ha llamado la atención esa libertad con la que vivía el paso del tiempo, esa independencia de criterio con la que seguía los dictámenes de su conciencia y, al mismo tiempo, el respeto profundo con el que juzgaba los comportamientos ajenos aunque fueran diferentes a los suyos. Todos hemos reconocido que este gaditano singular, nacido en el Barrio del Pópulo, ha sido un hombre audaz que ha construido su pensamiento y su vida con una intención análoga a la del artista que se propone crear una obra original. Con sus atuendos, con sus gestos y con sus palabras nos explicaba una concepción del mundo, del tiempo, del trabajo, del ocio y de la amistad que estaban visiblemente alejados de los estereotipos de los convecinos con los que él ha convivido y con los modelos de los colegas con los que él ha colaborado. Eloy ha sido un lector, un escritor y un pensador autodidacta que, enamorado de las bellas letras, ha gastado mucho de su tiempo en desentrañar obras de diversos géneros y en plasmar, con un lenguaje directo, los ecos que los sucesos cotidianos despertaban en su espíritu intensamente romántico. Nos ha pintado cuadros inhabituales que, ejecutados con plena libertad, revelan una notable fuerza imaginativa. Reconocemos que su mirada interrogante, apasionada y, a veces, estoica nos reclamaba un esfuerzo de imaginación y que, a veces, nos provocaba, además de asombro y de perplejidad, cierta zozobra, pero, si profundizamos en el tono festivo y desenfadado de sus escritos, llegamos a la conclusión de que, en sintonía con su concepción de la vida humana, su única intención era ofrecernos generosamente una ayuda para compensar el aburrimiento de la vida cotidiana. Tanto sus textos escritos como sus comentarios orales, son una manera ingenua, gratuita y generosa de impulsarnos para que demos rienda suelta a la imaginación.

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Pero, sin duda alguna, lo que más nos ha impresionado en estos últimos meses ha sido su manera digna y esperanzada de asumir el dolor y la serenidad y la paz con la que ha aceptado la enfermedad y la muerte. Que descanse en paz.