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Siete pueblos gaditanos imprescindibles lejos del mar

Arcos parece haber perdido el simbólico título de «pueblo más hermoso de Cádiz» pero tiene virtudes para recuperarlo enseguida

j. landi
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Aunque su término municipal tiene unas playas fabulosas, la mayoría de los gaditanos y, sobre todo, los que vienen de otros lugares, asocian Vejer al interior, a un pueblo sin mar, en lo alto, con cuestas, callejuelas y casas blancas. Con una oferta que se ha convertido en moda irresistible y permanente pero que no se suele asociar a mar, toalla, chiringuito y arena.

El protagonismo de la bella localidad jandeña en la retransmisión televisiva de la Vuelta Ciclista a España, el pasado martes, recordó a muchos profanos que Cádiz es mucho más que olas y orilla, que hay una provincia de belleza asombrosa lejos (no mucho) del mar, sin litoral ni mareas.

Los días de septiembre, menos calurosos y masificados, más cortos y melancólicos, parecen un acompañante perfecto para conocer ese Cádiz sin brisa ni sal, con campo y montes, con paisajes tan hermosos como los marineros pero diferentes.

Medina Sidonia puede ser uno de los principales. Céntrica, cercana y estratégica. A un paseo de 30 minutos de Jerez y Cádiz, sobre un cerro a 300 metros sobre el nivel del mar, pocas localidades guardan mejor un sabor medieval. Su patrimonio monumental es imponente y en relación a sus habitantes, pocos municipios mejores para curiosear la pujante gastronomía gaditana.

En bares, restaurantes y ventas. El Carbón, Bar Cádiz, La Duquesa o El Duque son sólo cuatro nombres entre una decena de apuestas seguras. Su tradición repostera, con toque árabe, es de las más ricas de la provincia. Atractivos similares tiene Arcos de la Frontera. Aunque en los últimos años ha perdido el imaginario y simbólico título de «pueblo más bonito de la provincia» por el empuje imparable de Vejer, la peña arcense tiene virtudes para recuperarlo en cualquier momento.

Medina Sidonia ofrece uno de los surtidos gastronómicos más atractivos

Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural y el que no ha paseado por el Callejón de las Monjas no sabe lo que es la paz y la belleza que es capaz de ofrecer uno de los mejores paisajes rurales y monumentales de España. Es viajar en el tiempo y volver al Siglo de Oro. Durante metros y metros no hay rastro del presente. La recuperación del Parador y las nuevas ofertas gastronómicas, junto a su considerable población y su carácter casi urbano la convierten en una de las mejores escapadas al interior de la provincia.

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Más pequeños y de acceso más difícil (por distancia respecto a las ciudades más pobladas) hay tres joyas que las revistas de turismo ensalzan sin cesar. Se trata de Grazalema, Zahara de la Sierra, Setenil de las Bodegas y Villaluenga. Pequeñas y poco pobladas, ofrecen unos paisajes rocosos o verdes que muy pocos asocian con Cádiz fuera de la provincia. Las posibilidades de disfrute de la naturaleza en forma de senderismo y deportes se multiplican. El último de los tres es el pueblo menos poblado de la provincia: 455 residentes oficiales. El primero es el mayor, el mejor dotado en cuanto a hostelería, hoteles y oferta de ocio.

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En cuestión de semanas llega el mejor momento de visitar Trebujena. Llega la ruta del mosto. Hasta Steven Spielberg cedió al encanto de su calma y sus atardeceres. Unos paisajes serenos con el Guadalquivir a dos kilómetros. Un lujo secreto para muchos.

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