Revuelta durante su visita a PuertoReal en diciembre de 2014
Revuelta durante su visita a PuertoReal en diciembre de 2014 - ANTONIO Vázquez
Industria naval

La continuidad del ejecutivo al frente de la compañía está, una vez más, cuestionada

El cese de Revuelta como presidente de los astilleros se debatió en 2013 tras el fiasco de los gaseros y el retraso del contrato con Pemex

JAVIER RODRÍGUEZ
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El presidente de Navantia, José Manuel Revuelta, se hizo con las riendas de los astilleros públicos en abril de 2012 al sustituir en la dirección a Luis Cacho. El Consejo de Administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), a la que pertenece Navantia, lo nombró máximo responsable de los astilleros públicos españoles junto a Jaime de Rábago, que fue nombrado consejero delegado de la compañía.

Revuelta es licenciado en Económicas y proviene del grupo Cementos Portland (filial de la constructora FCC), donde era director corporativo de Planificación y Control de Gestión. Anteriormente fue director corporativo de Asuntos Institucionales y adjunto al presidente de Repsol YPF.

Su trayectoria al frente de Navantia ha estado marcada por la sequía de contratos.

Llegó a la presidencia de los astilleros justo cuando la compañía daba los últimos coletazos a los encargos firmados entre 2006 y 2008. A partir de entonces, Navantia se vio duramente afectada por las crisis económica internacional y por los primeros ajustes del Gobierno de Zapatero.

La Armada, por ejemplo, principal cliente de la compañía, cerró el grifo a la reforma y actualización de sus buques. Esta situación empezó a generar graves pérdidas en Navantia. Así el ejercicio de 2012 se cerró con un déficit de 78 millones de euros, mientras que al año siguiente los números rojos alcanzaron los 57 millones. El balance de 2014 ha arrojado pérdidas por valor de 29 millones de euros. Los tres años de gestión de Revuelta en la dirección de Navantia se han centrado en la búsqueda de mercados alternativos a la construcción militar. Así, se ha logrado meter cabeza en la industria eólica marina y en la reparación de cruceros. Sin embargo, Revuelta no ha gozado de grandes simpatías dentro del grupo.

En junio de 2013 dimitió su consejero delegado Jaime de Rábago. Las diferencias con Revuelta eran un secreto a voces.Se da la circunstancia de que Jaime de Rábago era un ejecutivo muy cercano al presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, con quien años atrás había compartido tareas en el ICO.

Desde la dimisión de Rábago, las gestiones de Revuelta se han contado por errores. De hecho, el presidente de la Xunta,Alberto Núñez Feijoó, se mostró muy crítico con su gestión ante la ausencia de contratos. Feijoó fue quien logró el contrato para construir en Galicia el barco-hotel para la petrolera Pemex.

El cese de Revuelta al frente de Navantia ha planeado varias veces por los despachos ministeriales. La crisis desatada en noviembre con el retraso en la adjudicación de Pemex y el fiasco de los cuatro gaseros de Gas Natural, que volaron a Japón y Corea, son algunas de las meteduras de pata de Revuelta al frente de Navantia.

Sin embargo, ha superado todas las tormentas. Revuelta se enfrenta ahora con los petroleros a otra prueba de fuego que lo puede llevar a la salida de la presidencia de Navantia. El presidente de Navantia percibe uno de los salarios más elevados entre los altos cargos de las empresas públicas españolas. La retribución asignada, destapada tras la entrada en vigor de la Ley de Transparencia, asciende a 177.432 euros anuales.

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