provincia

Cuando el recuerdo tembló

Tres amigos gaditanos cuentan el viaje que hicieron a Nepal semanas antes del terremoto

maría almagro
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ocurre en cuestión de segundos. No hay más tiempo, sin anestesia. El asombro, la pena, la impotencia pueden sacudir en un momento el mejor recuerdo de tu vida. Entonces, el destino aparece sin preguntar como la mejor excusa para poder entender las cosas y calmar el empeño de la razón. Si además la tragedia te roza y te hace sentir parte de ella, deja de ser ajena para sentirse como propia.

«Pudimos ser nosotros», repite una y otra vez Lucía Sánchez, una gaditana de 33 años que hace unas semanas pisaba con todas sus ganas el suelo de Nepal, esos rincones y lugares que han temblado y que lloran ahora la muerte de miles de personas y la preocupación por cientos de miles de heridos.

El tiempo. El haber estado allí antes y no después les brindó a ella y a sus dos amigos, la también gaditana Coral Ipiales y el linense Víctor Manuel Corrales, la oportunidad de conocer un sitio «mágico», «diferente», «especial».

Coral, Víctor y Lucía, durante el ascenso con unos niños nepalíes
Coral, Víctor y Lucía, durante el ascenso con unos niños nepalíes

«Es una sensación un poco rara la que sentí cuando me enteré de lo que allí había pasado. Empezó a avisarme todo el mundo por whatsapp porque sabían que hacía poco que había estado», cuenta Lucía. «Por un lado nos sentimos muy tristes por lo que ha pasado pero por otro, pensamos... 'estamos aquí...'», (resopla). Y es que de nuevo el destino quiso formar parte de esta partida.

imagen

El viaje de estos tres chicos ya se había retrasado una vez, ¿podría haberse pospuesto una segunda? «En principio íbamos a ir en diciembre pero no pudo ser por circunstancias personales». «Nuestra primera idea era ir a la India pero al final nos decantamos por Nepal». Su gran afición al trekking les hacía irresistible un destino tan aventurero como el Annapurna o el Everest.

Pero había más. Tres personas, que en principio tampoco eran grandes amigos, tomaban la decisión de poner tierra de por medio a problemas, estrés y hastío. Buscaban en ese país que ahora está sumido en el más absoluto drama, la calma y también un poco de orden en ese caos cautivador de un lugar por descubrir. Volaron entonces hasta Estambul y, de allí a Katmandú, la capital que tras el terremoto de 7,9 se ha desplazado tres metros hacia el sur. «Nada más llegar te das cuenta que todo ha cambiado. Que estás en otro mundo. Todo es un caos y la pobreza la ves allá donde miras». Nativos aferrados a la tradición y las costumbres sagradas se mezclan con mapamundis de maletas que acuden a la llamada de las cordilleras.

«Sólo viaja el que vuelve distinto de como se fue y a nosotros nos ha pasado»

«Nos fuimos directos al barrio mochilero de Thamel y buscamos una agencia donde ya contratamos nuestra ruta». El Annapurna fue el destino elegido. Doce días de trayecto y llegada hasta los 4.000 metros de altura. «No pudimos llegar más porque hubo una avalancha. Nos quedamos a un día del campo base», el mismo lugar donde han quedado atrapados montañeros tras el temblor.

«Para llegar hasta Pocara donde empezamos el trekking fuimos en autobús. Pasamos mucho miedo. Las carreteras eran un desastre ¡Me pongo a pensar cómo estarán ahora y no sé si podrán salir de ésta si no reciben ayuda!». Y es que el turismo y sobre todo el de aventura es el principal motor económico de Nepal, uno de los países más pobres del mundo y cuyas construcciones han caído como si de barro mojado se tratara.

imagen

Pero el pueblo nepalí puede con todo. Es «asombroso». «La fortaleza de la gente es impresionante. Llevaban 20 kilos en la espalda, iban descalzos o como fuera y no hemos escuchado ni una queja. A pesar de no tener nada lo hacen todo ellos mismos, con sus manos, no se rinden nunca». Como Kumar, el guía local, un joven que les acompañó durante la aventura. «Cuando me enteré de lo que había pasado rápidamente me acordé de él. Vive con sus padres en un pueblo cerca de Katmandú. No pude contactarle hasta hace poco. Me dijo que todos estaban bien pero que aquello era un desastre. Que no sabe qué pasará».

Junto a Kumar, el guía local
Junto a Kumar, el guía local

Lucía, que es enfermera, ve «muy difícil» que se restablezca pronto la normalidad en este país devastado que siempre ha creído en la tradición de la medicina natural. «Creo que vimos un solo hospital... con lo que tienen no podrán abarcarlo todo». «Claro que queremos volver y ayudar. Cogeríamos el avión ahora mismo. Uno no viaja si no aprende y nosotros allí hemos aprendido mucho».

imagen
imagen

FOTOS: Cedidas por Lucía Sánchez.

Ver los comentarios