Corren por instinto. Elegantes, delicados y atléticos. Puro nervio. Sus enormes y vivaces ojos miran con recelo a los desconocidos pero llegan con facilidad al corazón de quien los observa porque su fragilidad provoca un impulso que obliga a proteger a un animal nacido para correr. Algunas razas de galgo son capaces de alcanzar los 60 kilómetros por hora lo que lo convierten en el tercer animal terrestre que más velocidad alcanza, solo superado por el guepardo y el caballo de carreras. Sin embargo, las perreras de la provincia se llenan a finales de enero y febrero de cientos de galgos y podencos que son abandonados a su suerte.
La temporada de caza ha terminado y estos hermosos perros dejan de ser interesantes para algunos monteros (el auténtico galguero jamás renunciaría a su perro), que los han utilizado para sus batidas en los campos gaditanos. Objetos de usar y tirar, bienes que se crían con un objetivo concreto y que cumplida su misión son desechados porque no compensa mantenerlos el resto del año. El espectáculo es bárbaro y salvaje: galgos colgados de árboles interpretando lo que eufemísticamente se conoce como 'tocar el piano', lebreles abandonados en las cunetas, animales desorientados y hambrientos que recorren las carreteras de la Sierra sin rumbo y que se enfrentan a una última carrera donde se juegan la vida. Los que tienen suerte son recuperados por protectoras y refugios, otros se enfrentan a un destino nada amable bien porque mueren de hambre bien porque tienen que ser sacrificados porque llegan a las perreras después de haber sido atropellados, con fracturas severas o problemas graves de comportamiento. Es una realidad cruel pero existe.
Juan Bernal, director del centro de recogida de animales vagabundos de la Sierra
Recogida de animales
«Aquí llegan padres con sus hijos a entregar cachorros que han comprado y crías que aún no están destetadas. Hay que ser conscientes la responsabilidad que se adquiere al tener una mascota», explica Juan Bernal, veterinario y responsable del centro de recogida de animales vagabundos de la Sierra que da cobertura a 22 municipios gaditanos. Sabe de lo habla porque desde que está al frente de este refugio público se ha encargado no solo de cumplir la labor sanitaria que se le encomienda, sino que además se ha movilizado para buscar un hogar a Cora, Duque, Paloma, Tango, Turca y tantos otros. Bernal lleva más de diez años colaborando en programas de adopción con asociaciones protectoras en nacionales y del extranjero, principalmente alemanas.
Cada año unos 500 perros encuentran una familia gracias a su mediación y esto la convierte al lazareto de la Sierra en uno de los centros que registra más adopciones de toda España. «Además hay que tener presente que este tipo de razas de caza, galgos, podencos, bodegueros... no encuentran hogar con facilidad porque en España no gustan por su carácter». El Servicio de Recogida de Animales Vagabundos de la Sierra de Cádiz está cofinanciado entre la Diputación, que aporta un 70% de la financiación, y los ayuntamientos. Está gestionado por la Mancomunidad de la Sierra.
Paloma, otra de las perras recogidas en el refugio.
Caza con galgos
La caza con galgos esta prohibida en muchos paises de Europa desde hace años. Asociaciones como SOS Galgos y Galgos Sin Fronteras trabajan para que se cambien las leyes. En Alemania se sanciona la caza con perros desde 1952 y en Bélgica desde 1995. Escocia lo prohibió en 2002 y Reino Unido en 2004.
Las protectoras llevan años reivindicando el incremento del control mediante un registro obligatorio de los propietarios de galgos. Sustituir los chips por métodos de identificación irreversibles, establecer un seguro obligatorio de responsabilidad civil o imponer sanciones penales que supongan la entrada en prisión para los maltratadores de animales, son medidas que evitarían el abandono. «Los perros identificados y con microchip siempre llegan en mejores condiciones», asegura Bernal que recibe alrededor de 1500 animales al año. En algunos momentos, incluso se ha superado esta cifra llegando a las 2000 mascotas.
En cuanto a los perros procedentes del entorno rural la tendencia en la provincia de Cádiz indica que se reducen los abandonos porque disminuye el número de animales que se tienen en las fincas para reducir costes. También influye que se ha hecho obligatorio el microchip y la vacuna de la rabia pero aún hay muchos perros que tienen que ser sacrificados. La concienciación mediante campañas es vital para evitarlo porque, como dice Juan Bernal, «lo que hay que hacer es mirar realmente por el animal».
Lucas, un perro abandonado en una cuneta, busca hogar
¿Qué es el TRACE?
Es un pasaporte para animales de compañía. El Trade Control and Expertise System es el documento oficial, sanitario y de identificación que debe ser expedido por un veterinario y que acredita que la mascota puede viajar a cualquiera de los Estados miembros de la Unión Europea.
El pasaporte tiene dos partes: la primera con los datos del propietario y la segunda con información sobre el animal (nombre, vacunaciones, historial clínico...)
El TRACE junto con la implantación del uso del microchip y la obligatoriedad de la vacuna antirrábica ha contribuido a reducir el número de abandonos y maltratos en España.
Diego Calvo, Blanca Mezcua, José Manuel Sánchez Almeneiro y José González en la campaña de concienciación 'Objetivo Galgo'
