El regimiento Saboya desfila durante los actos conmemorativos de la fundación./Luis Miguel López Colorado
El regimiento Saboya desfila durante los actos conmemorativos de la fundación./Luis Miguel López Colorado
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Las Nuevas Poblaciones conmemoran el 250 aniversario de su fundación por inmigrantes alemanes

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No era así. Parte de los colonos no se adaptó a las duras condiciones del campo andaluz ni a su violento clima, pero la mayoría soportó los contratiempos para rehacer su vida en un país en el la Corona les premiaba con la titularidad de las parcelas colonizadas. Este derecho a la propiedad contrastaba con su situación en el sur alemán del que procedían. Al Palatinado, a Wurtemberg o a Baden, sus lugares de origen, no les ataba ningún vínculo económico estable. De modo que siguieron a Thürriegel hasta Andalucía, donde, junto a otros inmigrantes suizos, franceses e italianos, fundaron 16 ciudades y 26 pequeños núcleos de población.

Para conmemorar este hecho histórico, el 5 de julio de 2014 se constituyó la comisión nacional del 250 aniversario del fuero.

La firma del acto tuvo lugar en La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones y pieza central del proyecto reformista carolingio. En la ciudad el rey plasmó su ideal ilustrado, caracterizado por un urbanismo cartesiano, trazado a cartabón, que rompía con la anarquía vial del antiguo régimen. A imitación de la capital, el modelo urbanístico se hizo fuerte en el resto de los municipios que forman las Nuevas Poblaciones: Guarromán, Arquillos, Aldeaquemada, Almuradiel, Carboneros, Santa Elena, Montizón, Fuerte Carreteros, Fuente Palmera, La Carlota, La Luisiana, San Sebastián de los Ballesteros, Ochavillo del Río y Prado del Rey.

La colonización fue la consecuencia de un trabajo de campo llevado a cabo por el superintendente Pablo de Olavide, quien escogió para los asentamientos terrenos abiertos, sin aguas estancadas, aptos para la labranza, de los que se encargarían los inmigrantes captados para la causa por Thürriegel, quien cumplió el mandato del rey sólo a medias, ya que en lugar de trabajadores católicos, muy apreciados en la época, echó mano de jornaleros empobrecidos y de campesinos para poblar Sierra Morena. De dos de ellos, Jacobo Neff y Katalina Fliegrestin, desciende Rafael Matiaces Teclemayer, un arquitecto carolinense cuya apariencia física (rubio, alto, ojos claros) refleja su procedencia centroeuropea. Teclemayer destaca la paradoja de que sus ascendientes fueran inmigrantes, en tanto que ahora son los españoles los que eligen Alemania para probar fortuna.

Es improbable, no obstante, que el éxodo español en Bonn sea tan perceptible como el alemán en La Carolina, donde , además de en la genética, su huella es patente también en la arquitectura y en la gastronomía. Las torres de la Aduana y las torres del Molino de Viento son un magnífico legado monumental de los antiguos pobladores. Como lo es el alemán, un exquisito dulce de hojaldre de receta germana que han hecho suyo, para mejorarlo, reposteros de Sierra Morena.

Desfile de banderas y reedición del fuero

Un desfile de abanderados en honor de los países de los que procedían los colonos (Alemania, Francia, Suiza e Italia), escoltados por la unidad del regimiento Saboya número 5 Álvaro de Sande ha capitalizado los actos en honor a quienes hace 250 años fundaron las Nuevas Poblaciones. Al evento ha asistido el embajador suizo en España, Thomas Kolly. Tras el desfile, un grupo de Fuerte Carreteros ha interpretado La danza de los locos, una pieza bávara asentada en la tradición del municipio cordobés. Además, en el marco de los actos de la fundación, organizados por el Ayuntamiento de La Carolina con la colaboración de otros organismos públicos y privados, se ha presentado el libro El criollo de Sierra Morena, de la escritora Xaro Cortés, se ha instalado un mercado similar a los del siglo XVIII y se ha llevado a cabo la reedición del Fuero, el documento sancionado por Carlos III el 5 de julio de 1767, que constituye la partida de nacimiento de las Nuevas Poblaciones.

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