Susana Díaz se refuerza en sus fronteras

El congreso socialista deja dos conclusiones: La presidenta está viva... y está dispuesta a demostrarlo

Nueva Ejecutiva de Susana Díaz para el PSOE de Andalucía J.M. SERRANO

STELLA BENOT

Hay veteranos socialistas que aseguran que Pedro Sánchez es el único responsable de la división que vive el PSOE porque no ha plantado batalla a Susana Díaz en Andalucía después de ganarle las primarias a la secretaría Federal. Al contrario, le ha dejado el camino libre y la presidenta andaluza no ha perdido ni un momento en hacerlo más ancho y cómodo para su liderazgo.

El 13 Congreso del PSOE de Andalucía se ha cerrado reforzando más que nunca el poder de Susana Díaz , logrando un respaldo y mostrando ante los suyos que sigue siendo la lideresa en la que muchos confiaban. Los discursos de clausura del cónclave fueron la prueba palmaria de que ella se sentía fuerte y de que Pedro Sánchez todavía tiene camino por recorrer para ser el líder moral de todos los socialistas. Al menos en Andalucía.

Si era una competición, la presidenta andaluza ganó por goleada a un líder federal que hizo un discurso incluso aburrido -en un determinado momento, medio plenario estaba entretenido con el móvil-. «¿Por qué no nos dijo que iba a traer el AVE a Granada, el metro a Sevilla y el corredor mediterráneo cuando fuese presidente del Gobierno? ¿No era fácil comprometerse con Andalucía para cuando fuese el líder en la Moncloa?», se preguntaba un destacado susanista.

Claro que las cosas pueden no ser lo que parecen ya que en los mítines de cierre de campaña de las primarias que los dos celebraron en Sevilla separados por apenas dos kilómetros, Susana Díaz también venció pero, con las urnas por delante, fue Pedro Sánchez quien se llevó el gato al agua, aunque no en Andalucía.

Si la visita de Sánchez sólo pretendía mostrar quién tiene el poder, Susana Díaz aprovechó para desafiarlo en público -«no me hagas elegir»- y asegurar que no le van a «temblar las piernas» en llevarle la contraria.

Toda la parafernalia del cierre del cónclave andaluz estuvo preparada para transmitir a Pedro Sánchez que en Andalucía la guerra no ha acabado. Por eso Susana Díaz ha metido en su Ejecutiva nada menos que a tres de los andaluces que han estado en la primera línea de batalla contra él: María Jesús Serrano , en la Gestora, que ahora es la número tres del partido; Micaela Navarro , presidenta del partido federal y andaluz y que mantiene la presidencia en Andalucía, y Antonio Pradas , quien era el tercero en la Ejecutiva de Sánchez, que vuelve a la dirección regional y que es la figura más llamativa de la oposición a Sánchez. De hecho, el domingo fue el único que no le dio la mano a su secretario general cuando el resto de sus compañeros de la dirección andaluza sí lo hizo. Hay batallas que no terminan nunca.

Los sanchistas ya sabían que no iba a haber integración en los órganos de gobierno del partido en Andalucía. No la hubo cuando Pedro Sánchez configuró a su equipo en Ferraz y no la ha habido ahora en Andalucía. Pero lo de menos es la composición de la Ejecutiva Regional. Lo que de verdad es importante son los miembros del Comité Federal. Ahí está la clave . Por más que los estatutos del PSOE hayan cambiado y el secretario general tenga más poder que antes de la reforma, el Comité Federal echó a Pedro Sánchez y puede volver a hacerlo. Sobre todo si hay una mayoría crítica contra el líder federal. Y puede volver a ocurrir porque este órgano se está todavía componiendo con los resultados de los distintos congresos regionales.

Así, no es casual que Susana Díaz haya nombrado para este órgano en la cuota andaluza a Manuel Jiménez Barrios, Juan Espadas, Gabriel Cruz, Fernando Rodríguez Villalobos, Máximo Díaz Cano, Carmelo Gómez, Ángeles Férriz, María José Sánchez Rubio, Juan Carlos Pérez Navas, María Jesús Montero, José Entrena, José Luis Ruiz Espejo, Adela Segura, Francisca Medina, Francisca Cañete, Ángeles García, Elvira Ramón y Antonio Ruiz . Todos y cada uno miembros de su ejército más leal.

Las elecciones

Lo que sí parece claro es que ni Susana Díaz ni Pedro Sánchez van a ir a la batalla abierta. La primera porque ya ha perdido una vez y le está costando mucho trabajo asimilar la derrota. Y el secretario federal porque es plenamente consciente -muchos de su equipo lo saben de más, desde luego- de que sin Andalucía jamás logrará llegar a ser presidente del Gobierno.

Por eso hay quien asegura que este enfrentamiento entre los dos líderes, que no tienen ningún tipo de química personal, sólo se va a resolver con unas elecciones. El que las pierda, tendrá que irse . Mejor dicho, el que no consiga ser presidente, tendrá que dimitir. Lo que preocupa es, si en este contexto de división del partido, el PSOE será capaz de volver a ganar en las urnas.

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