Después de más de 20 años sin fletar un petrolero en España, Cádiz fabrica cuatro

Cádiz, una de las provincias más castigadas por el paro, vive un momento dulce, al menos en una de sus industrias más puntera en otros tiempos: la naval. El pasado fin de semana, en los astilleros de Navantia en Puerto Real, se ponía a flote el buque «Monte Udala», un petrolero Suezmax, denominado así porque está preparado para atravesar el Canal de Suez, paso obligatorio para todo el que quiera comerciar con los países productores de petróleo. La noticia no sería atractiva sino fuera porque hacía más de 20 años que en toda España no se flotaba un petrolero de estas características. Y lo que es mejor, el «Monte Udala» es el primer buque de una serie de cuatro que fueron contratados en julio de 2015 entre Navantia y el Grupo Ibaizabal , un armador español.

Dos son para Cepsa y los otros dos para la compañía francesa Total . Los brotes verdes de una economía que parecía estancanda empiezan a «flotar». Hay trabajo garantizado para este año y todo el que viene. Así lo asegura a este periódico Pablo López Díez, director de los astilleros de Navantia en Puerto Real: «Empezamos este proyecto a mitad del año pasado y nuestro compromiso es acabar a finales del que viene, los plazos de entrega son muy exigentes, construimos a un nivel muy similar que los astilleros coreanos».

A pesar de las magnitudes de estos barcos —156.000 toneladas de peso muerto, 274 metros de eslora, 48 metros de manga y 20.144 toneladas de acero—, para Navantia los petroleros no son su producto estrella; «tenemos buques de mayor valor añadido en nuestra cartera, como por ejemplo los barcos de transporte de gas licuado, o los ferrys, somos más competitivos en productos tecnológicamente más complejos», señala López.

Para hacernos una idea, un buque LNG, así se llama a los de gas licuado, puede almacenar hasta 266.000 metros cúbicos de gas y tener un largo de 345 metros; la torre Eiffel tiene una altura de trescientos. Aunque las cifras son muy relativas, por la oferta y la demanda e incluso debido al precio del crudo en ese momento, un petrolero puede estar en torno a los cien millones de euros y un ferry dos veces y media más.

Navantia es una empresa cuyo principal cliente es el Ministerio de Defensa, pero también tienen contratos con las Armadas australiana, la turca, la venezolana y la noruega. Ahora están en una negociación muy cerca de materializarse con la de Arabia Saudí. Son por tanto duales, trabajan tanto la vía civil como la militar. «Lo que buscamos ante todo es la viabilidad de este negocio, si hemos llegado hasta aquí es porque hemos desarrollado plataformas avanzadas o industria 4.0, con la robotización, la fabricación aditiva , la visión artificial, todos los adelantos tecnológicos que estamos incorporando a nuestros astilleros para no quedarnos atrás porque somos ambiciosos», continúa López.

Un nuevo producto que están construyendo en los astilleros son las «plataformas offshore» para las compañías de electricidad. Parecidas a las petrolíferas albergan grandes centros de gestión de la energía producida por los molinos de viento en el mar para ser canalizada luego a tierra. Entre manos tienen la subestación eléctrica contratada por Iberdrola para el parque «East Anglia» en Gran Bretaña. «Aquí no podrá haber los márgenes de beneficio de otros negocios, como el de las telecomunicaciones, pero no hay que perder de vista que estamos ante una industria estratégica», concluye Pedro López.