La primera fila del 38 Congreso, que se celebró en Sevilla en 2012 y enfrentó a Chacón con Rubalcaba
La primera fila del 38 Congreso, que se celebró en Sevilla en 2012 y enfrentó a Chacón con Rubalcaba - JUAN FLORES
POLÍTICA

Las conspiraciones del PSOE

Las batallas que están librando los barones con la dirección federal son un capítulo más de una historia trufada de enfrentamientos y derrocamientos de los líderes

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Hay quien dice dentro del propio PSOE que su seña de indentidad son las conspiraciones. Otros, más benevolentes, aseguran que se trata de un partido diverso, que dialoga y que es transparente. La realidad es que, desde que eligen a un secretario general, ya están reuniéndose en el bar de enfrente de donde se celebra el congreso para ver cómo derrocarlo.

La guerra abierta entre los barones contra Pedro Sánchez no es más que otro capítulo en esta serie histórica aunque tiene sus características propias, ya que nunca se había producido una división tan radical entre los barones territoriales y el líder federal. Claro que las circunstancias políticas son totalmente inéditas y el congreso federal que debería haberse celebrado en Enero está todavía pendiente y sin fecha.

En el mismísimo Congreso de Suresnes que eligió a Felipe González, Nicolás Redondo, Luis Gómez Llorente y Pablo Castellanos ya estaban conspirando contra él y lo siguieron haciendo hasta que lograron que dimitiera cinco años más tarde, poniendo a una gestora al frente del PSOE que duró seis meses, los que tardó González en rearmarse y volver al poder.

Sus años al frente del Gobierno de España fueron una balsa de aceite orgánica porque el poder une mucho. Pero, además, porque su tandem con Alfonso Guerra los hicieron casi invencibles. Las tensiones se trasladaron entonces a las federaciones. En Andalucía, Carlos Sanjuán se peleaba con José Rodríguez de la Borbolla hasta que impusieron a Manuel Chaves y se soterraron las batallas que, entonces, pasaron a las provincias donde los secretarios generales y los alcaldes eran los peones de la partida.

Cuando Felipe González dimite y gana Joaquín Almunia, esa misma noche ya se inicia una ofensiva contra él que desemboca en las primarias para presidencia del Gobierno que gana Borrell en una candidatura frustrada en una época de mal recuerdo para los socialistas.

La división interna en el PSOE era tal que al siguiente congreso concurren hasta cuatro candidatos... y gana Zapatero. Pero los de Bono (entre ellos los del PSOE andaluz) no se rinden y se llevan los ocho años de su mandato tratando de derrocarlo.

Al siguiente congreso federal también concurren dos candidaturas. Sevilla es el escenario, en 2012, del enfrentamiento entre Rubalcaba y Carme Chacón que lleva al exministro del interior a dirigir al PSOE. Y así hasta que Susana Díaz opta por Pedro Sánchez antes que por Eduardo Madina en el último congreso y lo ayuda a ser secretario federal. Y, desde ese día, la lideresa socialista y el máximo responsable del partido son enemigos irreconciliables.

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