SALUD

La cohesión del sistema de salud, la mejor vacuna contra las estafas sanitarias

El Servicio Andaluz de Salud remitió en 2016 a 254 pacientes a unidades de referencia externas para tratamientos específicos extraordinarios

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Nadie tiene por qué solicitar dinero para tratarse de una enfermedad alegando que no puede ser atendida por el sistema de salud en nuestro país. En Andalucía, como en el resto de España, la cohesión del sistema público de salud hace practicamente innecesario recurrir a centros sanitarios externos para tratar cualquier enfermedad por complicada que sea. «Como parte de un sistema de salud potente, como el que tenemos y queremos, en Andalucía garantizamos que cualquier ciudadano de cualquier comunidad no tenga que irse fuera de España para tratar una enfermedad, porque tenemos la cartera de servicios en tecnología y procedimientos necesaria», señala Juan Tomás García, director general de Asitencia Santiara del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Si en los lugares de origen de los pacientes no existen técnicas para el abordaje de determinada enfermedad se les remite a unidades de referencia acreditadas por el Ministerio de Sanidad.

Hay 227 en toda España de las que 28 están en Andalucía, siete de ellas reconocidas como unidades de referencia de ámbito europeo. El servicio de salud correspondiente se hace cargo de los traslados y estancia del paciente y en caso necesario del viaje de un acompañante.

Son los clínicos quienes determinan que el paciente sea tratado en otro lugar, una vez constatado que éste precisa de determinada técnica o intervención específica. Desde nuestra comunidad, durante 2016 el Servicio Andaluz remitió un total de 254 casos a centros sanitarios externos. Una buena parte de los mismos (94) fueron pacientes que recibieron por primera vez o continuaron su tratamiento (se asegura en el tiempo la continuidad asistencial cuando se produce una derivación) en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo centro de referencia principal para atención a lesionados medulares complejos.

Entre otras patologías derivadas está el glaucoma congénito y en la infancia (37 casos) o las cardiopatías complejas en neonatos (15 derivaciones). En menor medida se derivan casos de alteraciones congénitas del desarrollo ocular, cardiopatías familiares, o epilepsia refractaria, entre otros.

Entre los casos que se derivan al tratarse de patologías muy concretas que precisan de unidades muy especializadas también se contabilizaron el pasado año siete trasplantes intestinales.

Los hospitales de destino de estos traslados a unidades de referencia están en Madrid y Barcelona, las ciudades con más unidades de referencia acreditadas. En un tercer puesto está Andalucía con sus 28 unidades a las que derivaron desde otros puntos del país o de otros países a 190 pacientes el pasado año. En este caso destacan los procedentes de las comunidades de Ceuta, Melilla y Extremadura, así como casos de cirugía compleja, generalmente pediátrica, derivados de países africanos por mediación generalmente de ONGs.

El proceso está totalmente consesuado en el seno del Consejo Territorial de Salud y al igual que el modelo español de trasplantes es un ejemplo de la solidez de nuestro sistema sanitario. «Es un sistema garantista y universal que busca los mejores resultados en salud y está ajeno a situaciones de recortes presupuestarios y criterios economicista. Damos la cobertura total en las mejores condiciones de seguridad y con los mejores resultados —explica uan Tomas García—. Otra cosa es que cada persona puede hacer lo que quiera y decidir qué hacer para tratar su enfermedad».

Síndrome Houston

El presidente de la Organización nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, denominó «síndrome Houston» a la tendencia que situaba en la ciudad estadounidense la esperanza de curaciones milagro, auspiciada por la publicidad de sus desarrollados centros sanitarios y la idas y venidas de famosos aquejados de graves enfermedades. Ese «síndrome» propició no pocas cuestaciones particulares con el objetivo de encontrar una cura de urgencia a familias desesperadas que en muchos casos no conseguían su objetivo y en otros eran víctimas de una medicina no basada en la experiencia que prometía lo que no podía asegurar. La ONTllegó a realizar alguna denuncia en este sentido. En los servicios centrales del SAS no constan o recuerdan casos de denuncias a centros externos por publicidad engañosa, si bien el Consejo General de Colegios de Médicos ha puestop en marcha Observatorio contra las pseudociencias, pseudoterapias, intrusismo y sectas sanitarias para evitar que se creen falsas expectativas en pacientes.

«Hoy la globalización hace difícil que no se extienda en tres días cualquier avance o técnica médica y se incoropore una vez demostrada su eficacia al sistema de salud. Cualquier traslado por motivos sanitarios fuera de España es excepcional», asegura Carlos Gómez, subdirector de Planificación de la Consejería de Salud.

Existen casos muy excepcionales de dotaciones que por su alto coste y especificidad están localizadas en muy pocos centros a nivel europeo. Es lo que ocurre con la protonterapia apartir de aceleradores de partículas, una técnica indicada en el tratamiento de determinados procesos cancerígenos inexistente en España. El Sistema Nacional de Salud derivó a Suiza a treinta pacientes españoles el pasado año de los que tres fueron del Servicio Andaluz de Salud.

Desesperación y estafadores

Esta circunstancia debería ser suficiente argumento para recelar por sistema de las cuestaciones y llamamientos particulares de apoyo económico para supuestas curaciones en centros internacionales, que en algunos casos esconden grandes estafas, como las destapadas recientemente de los padres de la niña Nadia en Cataluña o la del valenciano que apodaron como el «hombre de los dos mil tumores». No son casos aislados. En Huelva, la Guardia Civil investiga a cuatro personas que pedían dinero puerta a puerta haciéndose pasar por familiares de un niño de 12 años enfermo de leucemia conocido por conseguir el apoyo de famosos en su campaña a favor de la donación de médula. La familia del joven, que es la que alertó a la Guardia Civil, nunca pidió dinero, pero su caso servía de excusa a los estafadores.

Las cuestaciones económica de particulares por motivos sanitarios, además de aprovecharse del torrente de solidaridad proyectan una imagen tercermundista de los recursos sanitarios. Y nada más lejos de la realidad. «Hay sobre todo desinfomación», concluyen desde el SAS y la Consejería de Salud

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