Así entrenan los militares que lucharon contra los incendios de Huelva de este verano
La Unidad Militar de Emergencias ha estado en las inundaciones de Málaga y en la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo también
Ver aparecer a la Unidad Militar de Emergencias (UME) es a la vez la mejor y la peor noticia para quien sufre una catástrofe. La peor porque son síntoma de la escala de la tragedia: se les activa cuando los medios locales y regionales de lucha contra fuegos, inundaciones o terremotos no dan más de sí . La buena, porque son capaces de trabajar sin descanso, 24 horas al día, hasta que la población está a salvo .
Es lo que hicieron este verano en Andalucía , donde intervinieron en los tres peores incendios de los últimos años en la comunidad, los de Moguer y Riotinto (Huelva). A estos tres fuegos movilizaron 403 militares y 230 medios terrestres .
Hablar de la UME es hablar de la búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo en Sevilla; de la extinción de incendios en Jaén, Almería o Huelva ; del rescate de personas en las inundaciones en Málaga . Este cuerpo militar que tiene su base andaluza en Morón (Sevilla) está preparado para casi cualquier catástrofe que se pueda imaginar. ¿Desastre nuclear? Tienen personal , maquinaria y formación para solventarlo. ¿Un terremoto? No solo son capaces de llegar en pocas horas, también están listos para desescombrar, rescatar a las víctimas y asistir a los heridos. Inundaciones, rescates en la nieve y en la montaña . Y sin embargo, ellos aseguran que son «solo una parte más del sistema nacional de protección civil, un mero engranaje más de la cadena», explica el capitán de la UME Ángel Luis Fernández Pérez .
Un verano duro
Este verano ha sido especialmente duro. « Va por rachas -explica el capitán Fernández- porque hace dos años fue muy tranquilo y este año hemos tenido tres incendios enormes». De los tres fuegos más devastadores de este 2017 en Andalucía, para este cuerpo militar el peor fue, con diferencia, el de Moguer (Huelva). En ese incendio confluyeron todas las condiciones para que el escenario fuera una pesadilla: « Se inició al caer la noche cuando ya no hay medios aéreos para trabajar, había llamas de más tres metros de altura, un viento muy fuerte... se juntó todo, fue muy complicado», explica Fernández.
«El olor es lo peor» , reconocen algunos de los que fueron a México. Un cadáver, según estos militares, huele a «carne de cerdo podrido». Por eso usan esa carne para entrenar a los perros que les ayudan en las tareas de rescate. Cuando llegas a donde ha habido una catástrofe y hay muertos, el aroma a putrefacción es intenso. «Te vas acostumbrando, pero al principio cuesta mucho» .
El teniente José Antonio Calvo añade que es importante no «ponerle una vida» a los cadáveres. «Como te pongas a pensar en los padres que dejan, si tienen hijos... ahí si te vienes abajo. Pero no pasa, haces tu trabajo y ya». Coincide el capitán Fernández: «Con la adrenalina no tienes tiempo para pensar. Además miras a los civiles y sabes que tienes que trabajar para ellos , no piensas en los cuerpos. Cuando vuelves a la base sí que aflojas. Pero tenemos un equipo de psicólogos que nos ayudan».
La importancia de la UME , explican sus mandos, es lo amplio de su formación. Están listos para intervenir en casi todos los terrenos, ante cualquier adversidad. Lo destacable de estos militares, subrayan, es esa disponibilidad y preparación. Mientras se activa la siguiente gran alerta, en el cuartel de la UME la actividad no para. Ejercicios de práctica de rescate, de nieve, de buceo, de escalada, con los perros, las excavadoras o los todoterreno. La UME es un cuerpo que se prepara todos los días para que no llegue el día que no sepan cómo actuar. Y, por ahora, lo consiguen .
Noticias relacionadas
