Javier Mérida en el centro, junto a su entrenador y su doctora / J.J.M.
Javier Mérida en el centro, junto a su entrenador y su doctora / J.J.M.
DEPORTE

Un paratleta marbellí en el fin del mundo

Javier Mérida se plantea cruzar el Canal de Beagle entre Argentina y Chile, tras convertirse en el primer amputado en conseguir la «triple corona» de las travesías en aguas abiertas

MARBELLA Actualizado: Guardar
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Un accidente de tráfico le cambió la vida. Javier Mérida (Marbella, 1973) dedicaba su vida al pádel, algo que sigue haciendo en Nueva Alcántara, pero desde otra perspectiva y con otras metas. No sólo perdió su pierna derecha en aquel siniestro, sino que emprendió su particular desafío a la vida. Una búsqueda de los límites en los que sólo cabe la superación personal. En 2009 ganó el campeonato de España de paratriatlón en Pontevedra, desde entonces las barreras han caído brazada a brazada. Pasó del triatlón a la natación en aguas abiertas –modalidades que compagina– superándose en cada reto. Ahora se plantea el más complicado. Mérida va a nadar el Canal de Beagle –paso oceánico que une las costas de Argentina y Chile–, en el fin del mundo.

El próximo 24 de febrero, Mérida y su equipo, partirán hacia la Patagonia para ultimar el desafío. «El 25 de febrero estaremos allí. Probaremos el agua y las sensaciones. La idea es ejecutar el reto entre el 1 y el 5 de marzo. Sólo habrá una oportunidad», explica Javier Mérida. El enemigo son las frías aguas y las corrientes. «Se hará cuando el clima sea más propicio y veremos si hacemos ida y vuelta o sólo la ida», remarca el deportista, que conoce los peligros de esta prueba. «El agua va a estar a unos 7 grados, si tarda más de 60 minutos en cruzar la travesía habrá que sacarlo porque correrá peligro de hipotermia», explica Rosa Sánchez, doctora del equipo, cuyos esfuerzos estarán centrados en que no se produzca la hipotermia y en preservar el calor del nadador extremo.

Mérida partirá de las costas de la ciudad argentina de Ushuaia –la ciudad más al sur del mundo–. Lo hará sin traje de neopreno, porque los desafíos sólo son homologables si se hacen sin esta prenda, y con el frio, los vientos y las corrientes de esta zona marítima cercana al Estrecho de Magallanes como compañeros de viaje. La travesía son dos tortuosas millas náuticas –uno 3,5 kilómetros de distancia–. «En realidad, debido a las corrientes, puede que llegue a nadar unos 5 kilómetros», matiza Javier Mérida. «Ahora mismo está nadando unos 4 kilómetros en los 60 minutos que hemos estimado que puede estar en el agua antes de que haya riesgo de hipotermia», explica Jaime Vigaray, entrenador de Mérida.

El frío es el único enemigo que este deportista no ha conseguido batir hasta ahora. En 2015, cuando intentaba cruzar el Lago Ness, su equipo tuvo que suspender el reto y sacarlo de las aguas escocesas debido a la pérdida de temperatura corporal. «Aquel día nadie hubiera conseguido acabar la travesía por la climatología», afirma el deportista, quien explica que, debido a las gélidas aguas, «este reto servirá para sacar aquella espinita». «En esta ocasión nos hemos centrado en la velocidad. Hemos entrenado piscina de agua fría y en aguas abiertas», añade el entrenador, quien explica que el desafió está en que el deportista aguante las duras condiciones del medio y no en la distancia.

«Me preocupa su salud. Esta vez lo más importante no es la nutrición o las cuestiones logísticas. Ahora va a nadar en unas condiciones que no son compatibles con la supervivencia», afirma Rosa Sánchez. Es el desafío más extremo de este deportista andaluz acostumbrado a superar las pruebas de los Iroman o las travesías más extremas.

Javier Mérida es campeón de Europa de paratriatlón y es el único amputado que ha conseguido la «triple corona» en aguas abiertas. En verano de 2016 completó este galardón honorario que sólo tienen dos personas en el mundo y que donde es pionero en España. El pasado verano completó el Canal de Santa Catalina en California, cerró el círculo que comenzó en 2013 con el Cruce del Canal de la Mancha entre Francia al Reino Unido y que le llevó a darle la vuelta a la isla de Manhattan (Nueva York) en 2014. Ahora probará en el fin del mundo los límites de su propia naturaleza.

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