GALA BENÉFICA

María Luisa de Prusia pide un relevo en su cruzada contra el SIDA

Lleva ligada a las obras benéficas en Marbella más de 40 años y ahora pide que la dejen ser abuela cuando va a cumplir los 73 años

María Luisa de Prusia durante la Gala de San Nicolás J.J.M.

J.J. MADUEÑO

No se le recuerda de otra forma que no sea dedicada a servir a los que necesitan ayuda. La princesa María Luisa de Prusia ha dedicado sus días a mejorar la vida de aquellos que tenían problemas. En su juventud, se embarcó para ser enfermera de niños en Somalia. Nació una vocación que le ha ligado a la beneficencia en las últimas cuatro décadas. En Marbella, donde llegó por amor a Rudi von Schönburg, Conde Rudi, entonces director general de Marbella Club Hotel, fue durante 20 años la cabeza de Unicef. Tras aquella etapa, fundó Concordia Antisida, con la que combate el VIH dos décadas después. Pero la princesa está cansada y desea dejarlo, aunque teme que eso acabe con la fundación. « Quiero jubilarme . De verdad. Ya soy abuela y quiero disfrutar un poquito de mi nieto. Hacer viajes, pero no puedo», explica María Luisa de Prusia, en la Gala de San Nicolás del sábado. La asociación contra el SIDA la celebra cada año en el hotel Puente Romano rodeada de la aristocracia asentada en la ciudad para recaudar fondos.

A principios de los 90 apostó por combatir una afección tabú con la que nadie se atrevía. El desconocimiento llevaba a la marginalidad. Fue una doctora la que le pidió ayuda para concienciar y se lo tomó como una obligación . Concordia tiene hoy 140 pacientes y una apretada agenta que agota a la princesa cuanto está a punto de cumplir los 73 años. No son solo los enfermos que atienden, sino también la labor de concienciación en colegios e institutos o el material para hacer la prueba rápida. «Si se detecta, los ponemos en contacto con los doctores para el tratamiento. Con el VIH se puede vivir, sólo con una medicación como si fuese una enfermedad crónica», remarca la princesa, que dice que todo eso requiere una dotación de fondos, que sale de una enorme vorágine de actos sociales en los que la aristócrata tiene que ser la representación oficial.

«No paramos. Tenemos una cosa detrás de la otra. Acabamos San Nicolás y tenemos la revista, luego el concierto, el campeonato de golf y ya hay que preparar la gala del verano», reseña la princesa, que remarca que su presencia es importante, pero que quiere jubilarse para disfrutar de la familia. Relevo que no es sencillo, puesto que se necesita una imagen de acorde a la que dejará la bisnieta del emperador de Alemania, en una fundación que tiene como presidenta de honor a su prima, la Reina Sofía. « No hay recambio . Llevo años ofreciendo que se ocupe mi puesto. Nadie quiere hacerse cargo », lamenta.

La clave está en las administraciones públicas. «Hay que encontrar a alguien. Debe ser un organismo oficial para que Concordia no desaparezca . Se tiene que hacer cargo el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía o el Hospital Costa del Sol», apunta María Luisa de Prusia, que marca como reto para los próximos años una reestructuración de la asociación. «Debo encontrar cómo organizarnos para que lo que hacemos cueste mucho menos y siga habiendo un lugar donde se pueda encontrar ayuda con el SIDA, si ya no estoy», concluye la princesa.

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