Una de las salas del nuevo Museo de Málaga en la antigua Aduana
Una de las salas del nuevo Museo de Málaga en la antigua Aduana - FRANCIS SILVA
CULTURA

Málaga cierra el círculo virtuoso del arte

La apertura el lunes del Museo de la Aduana completa una década prodigiosa para la ciudad andaluza

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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No hace tanto que el agua llegaba hasta ahí. Es la impresionante vieja aduana, edificio de finales del siglo XVIII que controlaba la actividad del puerto malagueño, a sus mismos pies. El próximo lunes, con la apertura del Museo de Málaga, se convierte en el último punto que cierra el círculo virtuoso del arte en la capital andaluza. Una ciudad que durante siglos le fue ganando terreno al mar, pero que en la última década al que ha vencido es a un pasado muy reciente como mero lugar de paso, apéndice de la soleada y bulliciosa Costa del Sol. Y se ha convertido en un centro de referencia museística a nivel mundial donde el visitante puede desayunar con Picasso, tomar el aperitivo con Bacon o Modigliani en el Pompidou y relajarse, después de comer, con Chagall en el Museo Ruso.

Entre otros miles de posibilidades.

Ha sido una década prodigiosa que, paradójicamente, tiene su germen en una decepción. Cuando apenas solo existía el Museo Picasso, inaugurado en 2003, Málaga compitió por convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2016, una cita que finalmente ganó San Sebastián. La ciudad andaluza no pasó siquiera el primer corte. Pero, para asombro de muchos, el alcalde malagueño, el popular Francisco de la Torre, vaticinó que aquella derrota se convertiría en una victoria final. No se equivocó.

En 2011, y tras rechazar las ofertas de otras ciudades cercanas, la baronesa Thyssen mostraba al mundo sus espectaculares fondos con firmas como Zurbarán, Romero de Torres, Zuloaga o Sorolla en el rehabilitado Palacio de los Villalón, tras una inversión municipal de 30 millones de euros. Pero fue el año pasado el de la auténtica eclosión. Cuando dieron fruto las gestiones iniciadas por el regidor malacitano con las autoridades francesas, que se iniciaron en conversación con el exembajador galo Bruno Delaye en un España-Francia en La Rosaleda. Un encuentro tan amistoso que terminó con la apertura de la primera sede internacional de la prestigiosa firma Pompidou fuera del territorio francés. En 2015, también, abrió en el antiguo edificio de la Tabacalera la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo.

El Pompidou, situado en el Puerto, abrió en 2015
El Pompidou, situado en el Puerto, abrió en 2015 - F. SILVA

Las cifras cantan, y el aumento de visitantes que ha registrado la ciudad en los últimos tiempos la mantiene mes tras mes entre los destinos urbanos que más crecen a nivel turístico. El impacto económico previsto, pendiente ahora de ser actualizado, se calcula en cerca de 30 millones solo en lo que compete al Pompidou y el Museo Ruso de San Petersburgo. Las calles del centro histórico bullen llenas de turistas en cualquier día del año y la nómina de personalidades internacionales que han pedido solazarse por las distintas salas abiertas supera cualquier previsión.

«Málaga ha exprimido todos los recursos de la globalidad en beneficio propio. Y de una manera espectacular, en la demostración palpable de los beneficios económicos que puede deparar la inteligente explotación de la creatividad y de sus recursos patrimoniales y culturales. Con sus museos, con la gestión del espacio público, ha conseguido sacar sus valores del fatídico círculo del provincianismo y lanzarlos al espacio de los flujos para conseguir una fecunda retroalimentación con la ciudad real». Quien así se expresa es el prestigioso arquitecto y urbanista Salvador Moreno Peralta, «padre» del Plan General de Málaga en 1983, con el que ganó el premio Nacional de Arquitectura y que diseñó la capital actual.

Efectivamente, las apariciones de Málaga en medios de comunicación internacionales, desde que comenzó su eclosión cultural, se cuentan por decenas. Y lo que parece claro es que la apertura de nuevas apuestas museísticas ha venido a alimentar a las ya existentes. El propio José Lebrero, director del Museo Picasso, la pinacoteca más visitada de toda Andalucía, por la que ya pasan casi medio millón de personas anuales, así lo reconoce. Mientras, el Ayuntamiento prevé que 2016 se pueda cerrar con unas 180.000 visitas en el caso del Pompidou y 90.000 en el Ruso, de singular atractivo, pero más alejado del circuito turístico habitual.

Pero no todo son números. «Antes de que abrieran los museos Málaga cerraba galerías de arte y hoy no paran de proliferar espacios culturales alternativos», advierte la edil de Cultura, Gemma del Corral. Una afirmación que suscribe el director de la agencia municipal que coordina el Pompidou, el Ruso y la Casa Natal de Picasso, José María Luna, que se empeña en que el debate sobre el coste de los museos para la capital no se centre únicamente en criterios economicistas. «Málaga nunca ha sido una ciudad ajena al movimiento cultural, pero el esfuerzo que han hecho todas las instituciones hace que hoy en día irradie cultura. Se ha generado un gran valor añadido a partir de la cultura y la creatividad», asevera, y cita de corrido el número de actividades que realizan los museos y rebosan de público local. Con niños, en muchísimos casos. «La dinamización económica que ha supuesto todo este fenómeno está a la vista de cualquiera, pero lo importante es cómo pensarán nuestros hijos, que serán ciudadanos mejor formados y con mejor relación con la cultura», remacha.

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