José María García Urbano
José María García Urbano - J.J.M.
ENTREVISTA

José María García Urbano: «Como alternativa al ERE ofrecimos bajar los salarios y los sindicatos subir los impuestos»

El alcalde de Estepona habla del respaldo de la Justicia al despido de 174 trabajadores para hacer viable el Consistorio y la ciudad

ESTEPONA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Tribunal Supremo ha avalado esta semana el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que se llevó a cabo en el Ayuntamiento de Estepona en 2012, para hacer viable la gestión municipal y sacar a Estepona de la quiebra. «La sentencia es la constatación de que el procedimiento fue ajustado a derecho y que las causas alegadas eran reales», explica José María García Urbano, alcalde de la ciudad e impulsor de esta medida que «había que tomar» y que la Justicia ha respaldado en todas las instancias donde ha sido consultada. «Lo han entendido los tribunales, la inspección de trabajo, que en los trámites previos a la ejecución también lo asumió, y la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y del Supremo, que se han pronunciado a favor», matiza el regidor popular.

-¿Por qué se hizo aquel ERE?

-Porque la corporación anterior dejó al Ayuntamiento y a la ciudad completamente arruinada. La deuda era de 300 millones de euros y los sindicados no aceptaron otras medidas que propusimos. Sólo nos quedó esta salida. Nos pusimos de acuerdo en una reducción del capítulo de personal de seis millones de euros. Eso sólo se puede hacer con una bajada de sueldos para todos o prescindiendo de algunos. Hubiera preferido lo primero, pero era imposible el acuerdo.

-¿Por qué?

-El Ayuntamiento ofreció todo tipo de opciones bajo una premisa: Había que sanear el Ayuntamiento, pagar a los proveedores y no quedaba más remedio, a parte de otras medidas de austeridad, que reducir seis millones en personal. Hubiera preferido una absorción voluntaria de una bajada de salarios, pero los sindicatos no quisieron porque si se bajaba a todos los salarios les afectaba a los delegados sindicales, pero si se despedía a unos cuantos los representantes quedaban excluidos. Nos propusieron que, para pagar el déficit, aumentáramos los impuestos y no tocáramos al personal. Me opuse, porque no era justo que el problema estructural del Ayuntamiento lo pagaran los ciudadanos.

-Los trabajadores pueden recurrir individualmente ahora, ¿cambiará esto las decisiones tomadas por la Justicia?

-Es un derecho que tienen los trabajadores. Aunque ha quedado demostrado que era necesario tomar la decisión y que es ajustada a derecho, porque las cantidades del capítulo de personal llegaron a ser un 118 por ciento del presupuesto, los 174 trabajadores pueden apreciar que se cometió un error en su caso particular, por ejemplo, en la antigüedad. Ahora eso es lo que se va a dilucidar, pero tengo la certeza absoluta de que en un 99 por ciento, al menos, los criterios computados por la Delegación de Personal están bien.

-¿Quiénes eran aquellos trabajadores?

Había dos puntos comunes. Por un lado, ninguno acudió a un proceso de selección y, por tanto, no tenían derechos adquiridos. Fueron colocados por las corporaciones anteriores. Ninguno pasó una oposición y un proceso selectivo. Por otro lado, las delegaciones afectadas propusieron de cuántos empleados se podía prescindir y se cogió el escalafón por antigüedad rigurosa. Donde hubo que prescindir de cuatro se hizo de los cuatro más modernos, donde fueron doce pues los que menos antigüedad tenían.

-¿Qué paso después con esos trabajadores?

-Parte del ERE es un plan de recolocación. Durante más de medio año, los que quisieron asistir a los cursos de formación fueron recolocados. Había cursos y opciones de trabajo alternativas. Hoy en día la mayor parte de ellos, salvo los jubilados, están insertados en el mercado laboral.

-Hubo quien no se atrevió con esta medida...

-No es cuestión de atrevimiento, sino de sentir la necesidad. En aquel momento o el Ayuntamiento trabajaba para el pueblo o el pueblo para el Ayuntamiento. No puede ser que la totalidad de los impuestos de los ciudadanos fuera exclusivamente para pagar la nómina de los empleados. Optamos porque el Ayuntamiento trabajara para la ciudad.

-¿Qué queda de aquellos 300 millones de deuda?

En este momento 220 millones. El objetivo es que para 2017 baje de los 200 millones de euros. La recuperación del Ayuntamiento, que es distinta a la de la ciudad, es real. La deuda está estructurada perfectamente y tenemos un presupuesto para 2017 que genera superávit. Lo que hemos hecho han sido medidas de austeridad de todo tipo. La tasa de reposición cero de empleados nos la impusimos desde el primer momento. Han salido del Ayuntamiento por jubilación, prejubilación y otro tipo de medidas unas 200 personas más tras el ERE y no ha entrado nadie. Ahora funciona mejor con casi 400 personas menos. Había 1.400 trabajadores, que suponían unos 147 millones de euros al año sobre un presupuesto de 80 millones, ahora son unos 52 millones sobre uno de unos 100 millones. Es razonable y nos permite hacer equipamientos, recuperar lo abandonado, cumplir con proveedores, pagar la deuda o atender el gasto social, que aumentamos cada año, pese a que la ciudad empieza a tener menos necesidades. Los impuestos han bajado un 15 por ciento en los últimos cinco años.

-¿Y esto se percibe?

-Hace que la ciudad sea atractiva para las inversiones. Estepona supera en todo a cualquier media. En términos porcentuales, somos los que menos desempleo tenemos en las ciudades de más de 40.000 habitantes, estamos a la cabeza en licencias de obras, aperturas de negocios o ingresos por plusvalía.

-¿En toda esta recuperación cuánto tiene que ver el caos urbanístico de Marbella?

-Resultaría mezquino pensar eso. Aquí tenemos seguridad jurídica y en Marbella no. En Estepona hay agilidad administrativa y allí hay un colapso urbanístico. Nosotros tenemos nuestra propia mecánica de crecimiento y recuperación. Hemos conseguido que los inversores crean en nosotros.

-Sólo le falta un hospital, que van a pagar con fondos municipales...

Está pendiente de suscribir el acuerdo. El convenio entre el Servicio Andaluz Salud (SAS) y el Ayuntamiento está redactado hasta el último detalle. En las últimas semanas los arquitectos designados por el SAS y los que hicieron el proyecto, hace una década y que se paralizó, están trabajando juntos para que en los próximos días esté todo ultimado. La palabra del gerente del SAS es que en los próximos días quede suscrito el convenio y el Ayuntamiento pueda sacar a licitación las obras.

Ver los comentarios