Imagen de un comedor escolar
PROTESTAS DE LOS PADRES

Aluvión de quejas por la escasez de plazas en los comedores escolares

En Málaga el caso se recrudece y en la capital y los grandes municipios se han quedado fuera una media de entre 40 y 50 niños por centro

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Las oficinas de la Confederación de AMPA de Andalucía (Confedampa) están que echan humo. Las AMPA de la comunidad no paran de quejarse de la falta de plazas en los comedores escolares de la Junta. «Nos llegan quejas desde todas las partes de la región por este motivo», reconoce José Manuel Nieto, presidente de Confedampa. El problema, según los padres, es la forma en la que la Consejería de Educación asigna las citadas plazas. «La oferta se hace en base al número de niños que acabaron el curso en el comedor. Si comenzaron 150 y acabaron 110, al año siguiente sólo se ofrecerán 110 asientos», explica Nieto, quien asegura que por este motivo se quedan tantos niños fuera, ya que «no se puede atender más demanda con los mismos servicios que el año anterior».

«Aumentan las peticiones, pero no se habilitan las plazas porque se toma como referencia esa cifra y no el número de demandantes que hay al inicio de cada curso», señala el presidente de las AMPA andaluzas.

Los problemas se extienden por toda Andalucía y sólo la administración sabe el calado real que puede llegar a tener. «No nos dan las cifras. Las AMPA no tenemos acceso a la información. Sólo ellos tienen los datos reales. Nosotros vamos a hacer encuestas, pero al final sólo será una aproximación», afirma José Manuel Nieto, quien explica que se ha detectado, por el número de quejas, que hay zonas de la región donde el problema tiene más incidencia que en otras. «En Málaga y Sevilla, al ser zonas más industrializadas, es donde más dificultades hay», añade el presidente, que sabe que este inconveniente tiene una mayor profundidad en la Costa del Sol porque «tiene más población infantil que otras zonas de Andalucía».

Y está en lo cierto. Según los datos de la federación AMPA malagueña, que sí tiene algún sondeo entre las asociaciones de la provincia, este año se han quedado fuera del comedor una media de entre 40 y 50 niños por centro en los municipios medianos y grandes de Málaga, incluida la capital. El lugar donde más afecta es el litoral, donde la masa social es mayor y la demanda crece cada año. Pese a que la Junta de Andalucía sacaba pecho al principio de curso y la consejera, Adelaida de la Calle, remarcaba que «el alumnado cuyos dos progenitores trabajan en el horario del comedor escolar, o uno en el caso de las familias monoparentales, y lo solicitaron en el plazo establecido al efecto, tienen garantizada la plaza este curso», las plazas no han sido suficientes -según los padres- para acoger toda la demanda existente en Andalucía.

Un mes «horrible»

Por otro lado, hasta la resolución de las ayudas de comedor el pasado tres de octubre, por parte de la administración autonómica, las AMPA aseguraron que, pese al número de niños que se habían quedado fuera, algunos comedores escolares de la comunidad estaban vacíos. La explicación a esta paradoja, según la federación malagueña, era que los padres no llevaban a sus hijos al comedor hasta que no saber si tenían acceso las ayudas, porque no pueden permitirse otro gasto más durante el «complicado» mes de septiembre. «Es un mes horroroso para los padres. No se llega ni con subvenciones. La ropa de los niños y el material escolar absorben los recursos de las familias», señala Ana María Cruzado, portavoz de Confedampa en Málaga.

Una paradoja que abre fisuras en la gestión de este servicio por parte del gobierno autonómico. La normativa pone en el tejado de los centros la expulsión de los alumnos que no cumplan, para evitar los salones vacíos. Según explica la propia Junta de Andalucía, la orden del 31 de julio de 2012, que regula los comedores escolares, dice que son los directores de los colegios los que tienen que solicitar la baja del niño si no se abonan dos recibos o falta al comedor durante cinco días sin causa justificada.

«Los directores, en la mayoría de los casos, no van a hacer eso por las razones por las que se accede al comedor», explica José Manuel Nieto. Y es que los parámetros para obtener plaza se anclan en dos pilares muy claros. «Al comedor escolar se accede porque los padres del niño trabajen o porque no tengan medios para darles de comer», recuerda Ana María Cruzado, quien añade que este servicio se usa también como «una fórmula para que a los alumnos que están en riesgo de exclusión social se les asegure una comida de calidad al día». «Hay niños que sólo comen un filete cuando están en el comedor escolar», sentencia Cruzado.

Aun así, desde Málaga se han apuntado soluciones al problema más allá de aumentar las ratios, como imponer un sistema de turnos de comedor por edades. «El inconveniente es que esto no es rentable para las empresas concesionarias. Requiere aumentar el gasto en monitores, que cobran por horas», remarca Cruzado. Por esta razón, desde Confedampa se defiende que la gestión de este tipo de servicios debe ser directa. «Se debe ocupar el centro o cederlo a las AMPA para que hagan el trabajo», remarca José Manuel Nieto. «Si no se cede la gestión se debe obligar a las empresas concesionarias a contratar el personal necesario para que se puedan hacer los turnos», sentencia Cruzado.

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