El joven jiennense se enfrenta a una posible pena de doce años de cárcel por bañar a su bebé con agua hirviendo
El joven jiennense se enfrenta a una posible pena de doce años de cárcel por bañar a su bebé con agua hirviendo - ABC
TRIBUNALES

El acusado de bañar a su bebé con agua hirviendo dice que fue un accidente al dar «sin querer» al grifo

El padre no tenía lesiones, por lo que los peritos apuntan a que habría arrojado agua al bebé desde fuera de la bañera

SEVILLA Actualizado: Guardar
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El vecino de Jaén acusado de bañar a su hijo de cinco meses en agua hirviendo en agosto de 2012 provocándole quemaduras de segundo y tercer grado en el 70 por ciento de su cuerpo ha asegurado que ocurrió de forma accidental al darle «sin querer» al grifo.

«Si llego a saber que pasa esto, no lo baño», ha recalcado M.C.M., de 25 años, durante la vista oral celebrada este miércoles en la Sección Tercera de la Audiencia de Jaén, en la que las partes han mantenido sus calificaciones, de modo que Fiscalía ha ratificado la petición de doce años de cárcel como presunto autor de un delito de lesiones por deformidad, mientras que la defensa ha pedido la absolución, ya que «no queda desvirtuada la presunción de inocencia».

El acusado ha explicado que el 14 de agosto de 2012 estaban en casa de su hermana y ésta y su mujer se fueron a comprar la cena. Entonces le dio el biberón al bebé y lo vomitó manchándose, por lo que decidió bañarlo para que «estuviera limpio».

Ha afirmado que comprobó que «el agua estaba correctísima». «No soy tonto y sé lo que es el agua templada», ha dicho para comentar que lavó y jugó con el niño, que empezó a llorar. Según ha añadido, «sin querer» le dio al monomando del grifo, que «se giraría», ya que era muy sensible, dándose cuenta de que el agua había estado saliendo caliente.

El joven de 25 años declarando en el juicio por las lesiones a su hijo con agua hirviendo
El joven de 25 años declarando en el juicio por las lesiones a su hijo con agua hirviendo - ABC

«No me di cuenta», ha insistido el procesado, quien ha señalado que él no se quemó «nada». Al secar al bebé y ver que estaba «colorado», se asomó a la ventana para gritar pidiendo ayuda, momento en el que regresaban su mujer y su hermana, con las que, en el coche de un vecino que pasaba por allí, lo llevaron a urgencias. Ambas han declarado como testigos y han coincidido en apuntar que se trató de un suceso accidental.

La fiscal, sin embargo, no cree esta versión, basándose fundamentalmente en la extensión y gravedad de las lesiones del bebé, incluso con riego para su vida, así como en las zonas del cuerpo en las que se localizaban, centradas en la parte anterior sin afectar a cabeza, manos, pies y zona posterior.

Los médicos no ven creíble su versión

Facultativos que lo atendieron en el Hospital Virgen del Rocío, donde estuvo ingresado dos meses en la Unidad de Quemados y la UCI Pediátrica, han afirmado que parecía «raro» el relato del padre, puesto que «no cuadraba» la distribución de las heridas con el mecanismo con el que argumentó que se habían producido; algo en lo que ha incidido la trabajadora social a la que se encargó una evaluación de la situación sociofamiliar del niño.

También al médico de Cirugía Infantil de Jaén que siguió atendiendo al bebé una vez que regresó a esta ciudad ha comentado que «la historia que se contaba no era compatible» con la intensidad, extensión y ubicación de las lesiones. Le parecía «medianamente sospechoso», por lo que pidió en diciembre de 2012 una reevaluación por parte del forense de guardia.

Éste ha comparecido como perito en el juicio, donde ha señalado que sus consideraciones resultaron «divergentes» a las que una compañera había realizado en un primer informe en agosto. A su juicio, la narración del padre es «muy poco compatible» con que el tipo de lesiones y con que el agua cayera del grifo sobre el bebé.

El padre no tenía lesiones en las manos, por lo que los peritos apuntan a que habría arrojado agua al bebé desde fuera de la bañera

De este modo, ha dado «más veracidad a los profesionales» médicos de Jaén y Sevilla que decían que eran «mucho más compatibles» con haber arrojado el agua desde fuera de la bañera, al tiempo que ha considerado que «otro hecho trascendental es que el padre no tenía lesiones en las manos». Las del niño, no obstante, son «las más graves» que ha visto en un menor y ha destacado que tendrá secuelas, con intervenciones quirúrgicas curativas «hasta que deje de crecer», a las que ha sumado las de carácter estético y psicológicas.

Por su parte, la forense que realizó el primer informe, que también ha comparecido como perito, se ha reiterado en él. Concluyó que el relato del progenitor sobre cómo ocurrieron los hechos era «compatible» con las lesiones. «Yo no tengo la verdad. Quizás no sea el único (modo) compatible, pero creo que ése es compatible», ha aseverado.

Visto para sentencia

El juicio ha quedado visto para sentencia después de que las partes hayan mantenido sus calificaciones. La defensa ha pedido la absolución al entender que «no queda desvirtuada la presunción de inocencia» del acusado». «Él es el primero que está sufriendo un tormento porque fue él quien causó este daño de forma accidental», ha subrayado el abogado, para el que «puede ser un burro», pero su acción se basó en «la buena voluntad» para asearlo.

Para la fiscal, por contra, M.C.M «se sigue creyendo su propia declaración de que le dio sin querer» al grifo, pero ha quedado «constatado» que los hechos «fueron absolutamente intencionados» y ha hablado de «alevosía». Lo considera culpable de un delito de lesiones por grave deformidad con el agravante de parentesco.

Por ello, solicita los doce años de cárcel, además de otros 15 años de prohibición de acercamiento y comunicación con su hijo, así como la privación de la patria potestad. Pide, igualmente, que el procesado indemnice al representante legal de su hijo en la cantidad de 180.000 euros.

En la actualidad, el menor se encuentra bajo la tutela de la Junta de Andalucía, al igual que otro de sus dos hermanos.

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