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DOÑANA Y EL HOMBRE

El entorno de Doñana pide voz y parte para afrontar el futuro

Lamentan que desde la administración se apliquen medidas «excluyentes».

ALMONTE Actualizado: Guardar
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El presidente de la Federación Onubense de Empresarios, José Luis García-Palacios Álvarez, resume el sentir de la sociedad de la zona que entiende que las administraciones están planteando la preservación de Doñana «desde una perspectiva errónea, aplicando medidas coercitivas, limitantes y excluyentes para con el ser humano, algo que a nuestro entender demuestra unas miras muy cortas y el desconocimiento de la historia y la realidad del espacio natural». «No quiero decir que no existan riesgos» – aclara García-Palacios-, «por esto hay que trabajar concienzudamente en la conservación de Doñana, pero desde el desarrollo sostenible, no impidiendo la vida de una de sus partes», advierte.

La agricultura es una de las actividades que más percibe la sensación de persecución, a pesar de que, como explica Juan Matos, presidente de la Asociación de Agricultores Puerta de Doñana y de la Comunidad de Regantes del Condado, «ha preservado a los municipios de la comarca del enorme impacto de la crisis».

«En este momento, para el sector agrícola, Doñana es una losa, un lastre, pero creemos que debe ser un valor añadido. Tenemos suerte de tener el espacio natural más importante de Europa», señala esperanzado. «Las administraciones tienen que concebir al sector agrícola como un aliado y no como un enemigo. Se está gestionando Doñana a espaldas de sus habitantes. Seguro que si se sentaran con nosotros y escucharan a la gente de los pueblos, los problemas serían menos», lamenta.

Idéntica sensación de falta de participación experimentan quienes mantienen la cría del ganado marismeño a pesar de las múltiples trabas. Gregorio Maraver, presidente de la Asociación de Criadores de Ganado Marismeño, explica que todos los colectivos de usos tradicionales (piña del pino, marisqueo, cría de ganado...) cuentan con un solo asiento semestral en el Consejo de Participación que se turnan para ocupar. «Se habla de participación y de que los pueblos tiene voz y voto, pero en la práctica eso no existe», denuncia. En cuanto a la ganadería en particular, Maraver tiene claro que a pesar de que el caballo marismeño o la vaca mostrenca son especies endémicas protegidas, no gozan de la misma consideración por parte del parque que el águila o el lince. La causa: su gestión va asociada al ser humano. Esto provoca rechazo y malestar en la sociedad. «El ganadero tiene que sentir Doñana como suya, tiene que defenderla y protegerla, pero es muy difícil cuando todo se vuelven limitaciones».

También percibe rechazo el mundo rociero, que lleva tiempo reclamando la apertura de nuevos caminos que den cabida a una devoción creciente y que se vuelca con el cuidado de un entorno sin el que no se entendería la romería. «Es necesario llegar a un entendimiento», reclama el presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales. «Venimos defendiendo demandas que creemos justas desde hace mucho tiempo y no encontramos respuesta por parte del Espacio», denuncia al tiempo que reconoce que hay «cierto entendimiento y vías de diálogo abiertas pero las limitaciones no paran de crecer y la relación no es equilibrada».

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