Ya no hará falta que un vecino ponga una denuncia: los micrófonos del Ayuntamiento multarán en tiempo real
Ya no hará falta que un vecino ponga una denuncia: los micrófonos del Ayuntamiento multarán en tiempo real - ABC
¿CIUDAD DEL ROCK?

Granada, ciudad del bluf: cierra el mítico bar Ruido Rosa acosado por el afán recaudatorio municipal

El local echa la persiana ante el inminente cambio en la aplicación de las sanciones, que se harán en tiempo real

Granada Actualizado: Guardar
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Mucho rock, pero poco roll. La ciudad que aspira –así lo vende desde hace años el equipo de gobierno socialista– a ser capital de la música alternativa en España se aleja, irremediablemente, de su objetivo. Después de 30 años en activo, el mítico bar Ruido Rosa de Granada echa la persiana, no por la falta de rentabilidad, sino acosado por el afán recaudatorio de las administraciones, que en los próximos días introducirán un cambio letal en la aplicación de las sanciones que ha obligado a multitud de bares a cancelar su programación musical.

Hasta ahora, los locales nocturnos disponían de unos micrófonos para controlar el sonido de ambiente en tiempo real, pero no había multas si no existía una denuncia previa de algún vecino. Desde el próximo mes de abril ya no será así.

Según denuncian fuentes del Ruido Rosa, la aplicación de las sanciones se hará de forma automática. Si superan los 85 decibelios en 3 decibelios, la multa será de 3.000 euros. Si sobrepasan el límite en 6 decibelios, el bar podría tener que hacer frente a una pena máxima de 300.000 euros.

Ante tal panorama, no volverá a abrir la verja que da paso a las escaleras que descienden hacia el hedonismo. El Ruido Rosa «se pierde por el empeño de las administraciones en aplicar leyes que impiden el desarrollo de actividades musicales en locales como el nuestro», han lamentado este martes en el comunicado de despedida. El Ayuntamiento, que por un lado vende a bombo y platillo la marca «Granada, ciudad del rock», es el responsable de aplicar una normativa de la Junta de Andalucía que pone en evidencia el «bluf» de la apuesta estrella en materia musical del alcalde Francisco Cuenca, cuya sombra sobrevolaba la oposición a las políticas culturales del Partido Popular.

La capital pierde un lugar sin el que sería posible entender la movida musical de las tres últimas décadas. El Ruido Rosa abrió de la mano de los hermanos Lapido, del grupo 091, y ha sido el menor de ellos el que ha continuado regentando el local. En 30 años, multitud de bandas han nacido o roto en el Ruido Rosa, el templo al que algunos acudían para escuchar «la mejor música de la ciudad». Era el bar de cabecera para los melómanos y los grupos que allí se citaban, como Los Planetas, Lori Meyers o Napoleón Solo.

Los responsables del bar sienten que se trata de un asesinato, que el Ruido ha sido fallecido en soledad sin que nadie haga nada, sumándose a una larga lista de garitos de renombre que han cerrado en los últimos años. «Esto es lo que está pasando realmente en Granada», critican: «La ciudad del rock, la misma que entierra sus ríos, mata a sus poetas y ahora también calla su música». No quieren que esta muerte sea en vano: «Esta vez ganan ellos, pero a veces hace falta un cadáver para que empiece una revolución. Pues bien, aquí lo tenéis».

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