Sucesos

La violación de Montilla que recuerda a la Manada

La localidad vivió un suceso similar en 1994 cuando cinco jóvenes atacaron a una turista francesa

El grupo conocido como La Manada en 2016 EFE

RAFAEL RUIZ

Una violación múltiple , una mujer atacada de forma cruel, cinco jóvenes, drogas y alcohol. Cualquiera que sume todo estos conceptos en una misma frase llegará a la misma conclusión, el caso de La Manada, que se encuentra pendiente de sentencia por los hechos ocurridos en los Sanfermines y que han copado la crónica de tribunales. Unos acusados que se sentarán en el banquillo el próximo año en Pozoblanco por los abusos a una joven. En realidad, en septiembre de 1994 en Montilla se vivió un caso muy similar que acabó con una condena de la Audiencia Provincial de Córdoba que ratificó posteriormente el Tribunal Supremo.

Los cinco jóvenes de la localidad tenían unos 20 años de edad en el momento de los hechos y estaban en una discoteca de la localidad donde, dicen las sentencias, alcanzaron una situación etílica considerable coadyuvada por el uso de Trankimazín, un relajante muscular que ya se ha retirado del mercado. Concertados, se desplazaron a una zona del parque Tierno G alván que se usaba como camping. Buscaban una tienda de campaña en la que se encontraba una turista francesa de unos 45 años de edad y sus dos hijas.

Las dos chicas no se encontraban en el lugar de los hechos pero su madre sí. Dormía tras haber tomado un medicamento para dolencia psiquiátrica que padecía. Los agresores no tuvieron piedad. La atacaron de forma brutal, le dieron una tremenda paliza y se turnaron para violarla vaginalmente por turnos. Uno de ellos, la penetró también analmente para satisfacer «sus desmedidos instintos sexuales», dice el fallo. La sentencia afirma que lo hicieron uno a uno en un orden no determinado. Asegura que tal fue la violencia y la intimidación que la víctima no pudo siquiera forcejear para defenderse.

Fueron sus hijas las que descubrieron que su madre había sido atacada cuando volvieron a la tienda de campaña. Ellas avisaron a los servicios médicos y a las autoridades. El parte médico es aterrador: «equimosis (hematoma, cardenal) de dos por dos centímetros de diámetro en cara media interna de los brazos izquierdo y derecho de carácter ingueal y cuatro hematomas, equimosis en ambas piernas en la parte interna y alta del muslo de uno por dos centímetros de idénticas características a las anteriores, equimosis de diez por cuatro centímetros en región sacra, erosión en parte central e izquierda del cuello, vulvitis de carácter traumático y orificio anal enrojecido con inflamación traumática y heridas de las que tardó en curar seis días».

En su primera declaración, la víctima declaró unos datos muy vagos e imprecisos. Más tarde, realizó una declaración más completa que permitió una primera detención, que realizó la Policía Local de Montilla. En la crónica que publicó ABC, se aseguraba que una de las cuestiones que más sorprendió fue que se trataba de jóvenes de buena familia .

De buena o mala familia, los cinco jóvenes montillanos fueron condenados a cinco penas de violación cada uno. Una de ellas por autoría directa y cuatro por cooperación necesaria (una de las cuales se declaró frustrada al no haber eyaculación). Cada uno tuvo una condena quince años de reclusión menor por la violación de la que fue autor directo, doce años y un día de igual reclusión por cada una de las otras tres consumadas y seis años y un día de prisión mayor por la frustrada. Solidariamente, fueron condenados a pagar a su víctima 42.000 pesetas por las lesiones sufridas y dos millones de pesetas en concepto de daños morales. Nunca cumplieron esta parte de la pena porque se declararon insolventes .

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