María Martínez-Sagrera, en la Filmoteca
María Martínez-Sagrera, en la Filmoteca - VALERIO MERINO
PERFIL PERSONAL

San Pedro, «un diamante en bruto» que Cristo pulió

La escritora María Martínez-Sagrera presenta en Córdoba una novela sobre el entorno y la personalidad del apóstol

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Impetuoso, a veces demasiado. Sincero y desde luego muy próximo a Jesús. Ningún apóstol alcanzó en los primeros años del cristianismo la importancia que tuvo Pedro, y que tuvo por mandato del mismo maestro. La escritora María Martínez-Sagrera ha querido mirar en la época y en lo que no se conoce del hombre que fue la primera cabeza de la Iglesia y este martes presentó en Córdoba la novela que ha salido de este trabajo: «La cara oculta de Pedro», publicado por la editorial Mensajero. Martínez-Sagrera ha reconstruido la que pudo ser la vida de un hombre «entre cuatro y siete años mayor que Cristo», que había estado casado, «porque en los Evangelios se habla de su suegra y de una mujer que tenía que ser su esposa», y que tenía muchas inquietudes políticas y religiosas.

«Había tenido contactos con los zelotes, un grupo radical, y hay que recordar que era él quien llevaba una daga en el huerto de los olivos, cuando prendieron a Jesús», recuerda la autora, que se ha documentado en los libros de exégesis bíblica para hacerse una idea de su personalidad. Desde luego «fue impulsivo», y eso está en los Evangelios, porque cuando Jesús hace una pregunta suele ser el que toma la palabra. Pero no siempre responde bien. «Parece que Jesús confía en él, pero quiere moldearlo, como si viera en él un diamante en bruto que tiene que pulir», dice, porque igual que profetiza que será la piedra sobre la que se edifique su Iglesia y le tiene entre los más próximos, también le dice «aléjate de mí, Satanás», cuando le dice que no debe asumir la muerte para redimir los pecados del mundo.

María Martínez-Sagrera ha dibujado la infancia y juventud de Pedro y ha terminado la novela precisamente en lo que considera el momento crítico en su vida: la conversión. Y la sitúa en «la noche de las tres negaciones», es decir, cuando, según lo que Jesús había predicho, niega tres veces que fuera su discípulo. «Entonces llora y las lágrimas en la Biblia tienen el significado del arrepentimiento y la conversión». A partir de entonces, Pedro ha comprendido a Jesús. «Quien tiene que ver que ha resucitado es Tomás, él ya ha entendido que Cristo ha resucitado», relata.

Sería «el hombre nuevo», el que se ha convertido y sigue a Jesucristo, tal y como poco después lo define San Pablo, desde entonces se acentúa un perfil que estaba claro en él, el del líder. «Desde entonces la escritura habla no de los apóstoles, sino de Pedro y los demás, y eso quiere decir que él era el que estaba al frente», cuenta la escritora.

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