La riña por la PAC frustra el brindis entre Díaz y Moreno Bonilla en la Feria de Córdoba

Si le preguntan a Susana Díaz cuánto se tarda en llegar desde la portada de la Feria de Córdoba hasta la primera caseta, posiblemente responda que más de media hora. Es, al menos, lo que invirtió ayer en atravesar esos escasos 50 metros. Eso sí, a su ritmo: repartiendo besos, abrazos y «selfies» a niños y señoras vestidas de gitana y de calle, curiosos, admiradores e incluso algún detractor. Ayer, la presidenta de la Junta visitó el Arenal acompañada de un cortejo socialista encabezado por la alcaldesa, Isabel Ambrosio. Y a lo largo de ese paseo tuvo detalles para todos. Incluso para el PP.

Y es que Díaz no fue la única habitual del Parlamento andaluz que visitó ayer el Arenal.

Compartió el recinto ferial -siempre a una distancia prudente y sin llegar a cruzarse- con el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, que, durante una visita a Cañete de las Torres, había manifestado que estaría «encantado de brindar» en el recinto ferial con la presidenta «por el bien» de la región. Sin embargo, la Política Agraria Común (PAC) hizo que ese brindis se enquistara.

Nada más llegar, en declaraciones a los periodistas, Díaz se refirió a la carta enviada a Mariano Rajoy en relación a un reparto de las ayudas de la PAC que considera «caprichoso» e «injusto» para Andalucía. Y esgrimió este argumento para contestar friamente a la invitación de Moreno Bonilla: «prefiero que el brindis lo cambie por una llamada a Rajoy para que atienda la carta que le he mandado sobre la PAC».

El cruce de declaraciones quedó ahí y ambos realizaron su respectiva peregrinación por las casetas. Díaz vistó las premiadas arropada por una amplia comitiva del PSOE (Isabel Ambrosio, Juan Pablo Durán, Rosa Aguilar, Rafaela Crespín y el «sherif» de la Feria este año, Emilio Aumente, entre otros) para después compartir un rato con la militancia en el recinto del PSOE y finalizar la ronda en la Caseta Municipal. Todo ello sin parar de hacerse fotos y de recibir elogios y algún que otro improperio por parte de los feriantes, hazaña en la que rivalizó con la exalcaldesa Rosa Aguilar, que, fiel a su estilo, también se afanó en repartir saludos y besos por doquier.

Moreno Bonilla, por su lado y llamando bastante menos la atención, comenzó en la caseta La Bodega, rodeado de militantes y de las Nuevas Generaciones de su partido, su incursión en una Feria por la que ayer, a base de fotos, besos y dardos envenenados, sobrevoló un importante olor a precampaña.