Los patios de Córdoba solo podrán alquilar habitaciones a turistas si el dueño viven en la casa

Los Patios de Córdoba ya pueden contar con Airbnb como patrocinador. Al menos, intentarlo. El documento final del concurso de 2018 ha fijado por primera vez la posibilidad de que las casas que se presentan al concurso se destinen al negocio del alquiler de estancias por cortas temporadas que es lo que está dando cierto margen de vuelo a los altos costes que supone mantener una casa patio. La cuestión es que el concurso, pese al discurso contra la gentrificación que tanto vende el Ayuntamiento, pacta con la realidad. Y si la ciudad quiere que las casas patio sigan estando habitadas, hay que dar un margen a que sus propietarios den viabilidad a su patrimonio de las formas que el mercado provee.

Hasta 2017 , las bases habían prohibido cualquier uso mercantil de las estancias de las casas en tanto se hiciese en las dos semanas del concurso. Aquella redacción era taxativa. No podía haber ánimo de lucro bien mediante apartamentos turísticos, hotel o cualquier otra modalidad de los negocios al uso. Y, de hecho, los hoteles quedaron por completo excluidos .

De cara al concurso de mayo de 2018, los propietarios de patios presionaron. La salida que se negoció con una de las entidades de propietarios fue poner un límite de habitaciones a las casas que quisieran estar en el concurso. Quedarán excluidas del concurso las viviendas para alquileres turísticos que aparezcan en el registro oficial de la Junta con la catalogación de «completas» (capacidad no superior a quince plazas ).

Mientras, se permitirá aquéllas que aparecen parcialmente alquiladas por temporadas cortas. En concreto las VFT (Viviendas con Fines Turísticos) de la categoría «por habitaciones» que son aquellas que tienen seis plazas máximo pero con un matiz relevante que tiene que ver con el domicilio permanente de su propietario.

La razón de esta modalidad tan peculiar de regulación radica en que el Consistorio ha optado por dejar en las bases un artículo que figura tradicionalmente en las casas patio a concurso. Y es que quien se presente tiene no solo que residir en la vivienda sino, además, ser propietario de la misma. Las normas exigen que sean los dueños de la finca quienes abran la puerta de los turistas que visitan la ciudad durante las dos semanas del certamen, reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.