José Luque Velasco - Desde mi rincón

Ocurrencias

En Córdoba, los tontos, más que hacer relojes, buscan la manera de saquear al contribuyente. Y para tal fin surgen más que botellines

José Luque Velasco
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Todos conocemos el dicho que afirma que «el más tonto sabe hacer relojes». Viene esto a mi memoria recordando la noticia que ha culebreado por Córdoba en los últimos días de agosto. A falta de temas de interés surge de nuevo la discusión sobre el IBI de pisos vacíos.

La noticia parte del área de Hacienda de nuestro Ayuntamiento que manifiesta estar trabajando intensamente para estudiar la forma de aplicar a las viviendas vacías un recargo del 50% en el IBI. La alcaldesa aclara que tal cosa no se hará mientras no existan garantías jurídicas de que tal medida se puede aplicar. No satisfechos con el catastrazo que dieron en Córdoba, vuelven a poner en el punto de mira los bienes urbanos, para soportar lo mucho que gastan.

La oposición municipal ha manifestado que tal medida es ilegal y no es el mejor camino para incentivar el alquiler de esas viviendas. Así estaban las cosas cuando pocos días más tarde nos llega una noticia desconcertante. El portavoz del PP, ante unas manifestaciones de la alcaldesa diciendo que fue su partido el que lo implantó de puño y letra, manifiesta que fue bajo la batuta de la alcaldesa Aguilar cuando se modificaron las ordenanzas municipales para incluir la opción de aplicar dicho recargo. Sin embargo, calla que su partido con mayoría absoluta no las modificó. Ante tan truculenta historia llego a la conclusión de que en Córdoba, los tontos, más que hacer relojes, buscan la manera de saquear al contribuyente. Y para ese menester surgen más que botellines.

Aplicar ese recargo para solucionar el déficit municipal de Córdoba es pensar a corto plazo. Las razones para que una vivienda esté temporalmente desocupada pueden ser infinitas. Son muchas las causas para que una vivienda no sea domicilio habitual de nadie. ¿Por qué no pensar que puede pertenecer a un ciudadano de Córdoba con domicilio actual en el extranjero que invierte para volver algún día? ¿Y la de aquellos mayores que lo adquirieren para que sus hijos lo ocupen cuando vienen a visitarlos, al tiempo que les sirve como garantía de calidad de vida? ¿No son razones a tener en cuenta? Convendría saber que la propiedad de un inmueble es similar a un depósito en una entidad financiera. Con la diferencia que el inmueble tributa por renta inexistente, por IBI, paga servicios municipales que no usa, al tiempo que para su conservación y mantenimiento representa consumo. Y si fuese por pura inversión, se equivocan al gravar la propiedad con un recargo, ya que ese agravio ahuyenta de Córdoba a posibles inversores.

Dice el proverbio que «el pensamiento está libre de impuestos». Tal y como veo las cosas, espero que no tengan la ocurrencia de incorporar a las ordenanzas municipales de Córdoba la posibilidad de gravar semejante capacidad del ser humano.

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