El obispo Iceta, ayer en el salón de actos de Cajasur Gran Capitán
El obispo Iceta, ayer en el salón de actos de Cajasur Gran Capitán - VALERIO MERINO
CONFERENCIA

El obispo Mario Iceta carga contra las imposiciones de la «ideología de género»

Desgrana las enseñanzas del Papa Francisco sobre la familia en una conferencia de Presencia Cristiana

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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El obispo de Bilbao, Mario Iceta, coincide con el Papa Francisco en el riesgo que contraen las llamadas «teorías del género» (que afirman que el género es una etiqueta construida cultural y socialmente) para la familia cristiana. A su parecer, esta «ideología», que aspira a construir una sociedad «carente de sexos, desvinculada de la identidad biológica de hombres y mujeres», quiere imponerse como pensamiento único de forma que se señala y ataca brutalmente a quien se opone a sus dictados.

Iceta expresó ayer esta opinión en Córdoba en el transcurso de la primera de las conferencias de primavera orquestadas por la Asociación Presencia Cristiana. Durante una hora, desentrañó las enseñanzas del Papa Francisco sobre la familia en su exhortación «Amoris Laetitia», un documento que, según destacó, aporta entre sus novedades más importantes la apertura de la Iglesia hacia la convivencia amorosa entre hombres y mujeres cristianos fuera del matrimonio católico.

El obispo bilbaíno, que también preside la subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, desgranó punto por punto la citada exhortación, un canto renovado al amor y la familia que se detiene especialmente en los desafíos que afronta una institución que, tal y como defendió, no es «una construcción humana ni cultural» sino «un don de Dios».

Narcisismo en los jóvenes

El principal reto al que se enfrenta la familia deriva del cambio cultural que se viene gestando en todos los aspectos sociales y que se resume en un auge del individualismo y el narcisismo, que suponen muros que impiden, sobre todo a los más jóvenes, asumir compromisos «para siempre». Asimismo, el obispo bilbaíno mencionó los peligros que según el Papa Francisco entrañan «la libertad y la justicia mal entendidas», que si se degeneran pueden llevar a «olvidar la alteridad».

También se refirió a la importancia de la familia como elemento evangelizador, considerándola «una iglesia doméstica», y defendió un modelo de amor «total y para siempre» basado en la «contemplación del otro», que va más allá del carácter funcional «de quién hace la comida» e incluso es capaz de superar los «sentimientos y estados de ánimo», y en el que la gestación de un nuevo ser humano es la culminación absoluta y un fin al que se debe aspirar. No en vano, «el deseo de la familia permanece vivo inscrito en nuestro ADN», según defiende el Papa Francisco y trasladó ayer, como seguidor y emisario, el obispo Iceta.

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