Baltasar López - PRIMERA PLANA

Mellado como síntoma del PSOE

La base se cansa de que se acuerden de ella cada cuatro años

Teba Roldán junto a José Mellado Valerio Merino

El PSOE muestra más problemas que el Córdoba CF , y eso ya es mucho escribir. Los «susanistas» de aquí, como los del resto de Andalucía, le dieron tal patadón a la participación interna que salió tan maltrecha como los de Carrión del Mini Estadi, donde fueron «maxigoleados». Decidieron que, para presentarse a las primarias a líder provincial, haya que recabar el aval del 20% de los militantes. Pudieron fijar un límite del 3%, pero les dio pereza seguir jugando a la nueva política. Pese a ello, los «sanchistas» están seguros de que habrá partido. Creen que podrán enfrentar a su aún precandidata, Teba Roldán, con el «Cristiano Ronaldo» de esto. Que es Antonio Ruiz, secretario de Organización, presidente de la Diputación y aspirante por el equipo oficialista. Su dominio es aplastante y vencerá, pese a los goles en propia puerta.

Tras fijar el bochornoso listón del 20% , los «susanistas» siguieron empeñados en hacerle la campaña a los «sanchistas». En cosa de 24 horas, la delegada del Gobierno, Rafaela Crespín, pasó de querer enfrentarse a Ruiz a compartir vestuario con él, previo pacto por el que se perfila como «número dos». Fue un acuerdo de mesa camilla de libro que evidencia el juego de tronos, y de despachos, que es el PSOE de Córdoba. Porque la candidatura más breve de la historia de las primarias tuvo tras de sí a la alcaldesa de la capital, Isabel Ambrosio. La regidora quería parcela de poder en la futura dirección. Y de paso marcó los tacos a Ruiz, aunque realmente iba a por Juan Pablo Durán, líder saliente. Este último y la primera edil tienen cuentas pendientes de tal calado que hacen palidecer a la guerra de Mourinho y Guardiola.

Cada vez que los dirigentes socialistas manejan esta fuerza política como un cortijo, a Roldán le surgen ocasiones de ensanchar ese casi 30% de apoyos que logró en Córdoba Pedro Sánchez en las primarias en las que resucitó. Miren si lo estarán haciendo mal los mandamases que hasta ha saltado al terreno de juego una vieja gloria retirada, José Mellado , que fue secretario provincial y presidente de Diputación. Ha criticado públicamente que se haya fijado el 20% de avales como requisito para aspirar a encabezar esta formación y ha respaldado a la precandidata «sanchista».

Igual me equivoco, pero, más allá del debate ideológico de si esta fuerza debe ser rojo fuego o más bien rosadito, veo en quien fue hombre fuerte del socialismo el reflejo de esos militantes de base —y no sólo del PSOE, sino también de otros partidos— que se han cansado de que sólo se acuerden de ellos cada cuatro años para votar algún cargo o ser interventores en unos comicios. Sin unos fuertes y l ógicos cauces de participación interna —no se necesita un referéndum para escoger la tela de las cortinas de la sede—, los partidos, un pilar de nuestra democracia, corren el riesgo de que la sociedad les enseñe algo más que la tarjeta amarilla que ya les ha mostrado.

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