HISTORIA

La larga década prodigiosa de Antonio Cruz Conde que cambió Córdoba

La gestión del alcalde fue decisiva para la ciudad que hoy se conoce con reformas orientadas a la modernización de la capital

El aeropuerto de Córdoba, la gran apuesta de Cruz Conde por el turismo, en 1958 LADIS

ANTONIO VARO

Estamos a principios de mayo de 1966. Está atardeciendo y unos turistas madrileños descansan en la terraza del Parador de la Arruzafa . Han llegado por la mañana temprano, procedentes de Sevilla, en un Seat 1500 último modelo. Entraron en la ciudad por el Puente de San Rafael: unas placas de mármol, colocadas en el pretil, recordaban que fue inaugurado por Francisco Franco en 1953. Ya en el otro lado del río, vieron un triunfo de San Rafael , el más reciente de los erigidos en la ciudad.

Pocos metros después, a su derecha, estaba la muralla. No sabían que lleva pocos años restaurada: delante de ella, un ancho cauce de agua evocaba los antiguos fosos defensivos. Tras una curva abierta se dejaba ver la Puerta de Sevilla . Había movimiento de gente, pararon el coche y se asomaron: les llamó la atención el monumento al poeta árabe Ibn Hazm, autor de « El collar de la paloma », obra cumbre de la poesía erótica hispanomusulmana; la estatua había sido inaugurada en 1963 y ya formaba parte de la imaginería cordobesa de las postales Escudo de Oro . Frente a la estatua, en la explanada que se abre paralela a la muralla, había personas vestidas a la usanza de mediados del siglo XIX; también cámaras y focos: se estaba rodando la película El primer cuartel . La ciudad de Córdoba lleva unos años intentando abrirse un espacio en la promoción turística de España, y la apertura a las producciones cinematográficas es una de esas puertas.

El Alcázar de los Reyes Cristianos en 1955-LADIS

Salieron de la Judería por la Puerta de Almodóvar , y vieron la calle Cairuán muy animada: asomada a los estanques, una cruz de flores se asomaba a la calle Cairuán . La habían instalado los socios de la peña Los Almanzores, cuya sede estaba en la taberna Casa Rubio. Detrás, hierático en bronce modelado por Ruiz Olmos, se erguía la estatua de Séneca , levantada un año antes, en 1965, con motivo del XIX centenario de la muerte del filósofo, y financiada por Manuel Benítez «El Cordobés», entonces en la cumbre de su fama.

Miraron el panorama de la ciudad desde la terraza del Parador. Las luces iban posesionándose de Córdoba. Les había gustado la ciudad, pero seguramente no sabían que, salvo la Mezquita-Catedral , nada de lo que habían visto estaba como lo habían visto tan sólo quince años atrás. Córdoba había cambiado mucho, y para bien, en los años de Antonio Cruz Conde como alcalde.

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