Mujeres con traje de flamenca en la Feria de Córdoba este sábado
Mujeres con traje de flamenca en la Feria de Córdoba este sábado - VALERIO MERINO
ÚLTIMO DÍA

La Feria de Córdoba se agota entre la sombra y la noche infinita

La tarde tranquila de comidas en casetas debe dar paso a una velada de mucha juventud

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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Si hay un día en que la Feria de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba es dual y variada, es su segundo sábado, que es también su última jornada. Laten todo el día juntas dos realidades: una estética y otra multitudinaria, pero ambas marcadas por las ganas de diversión y la búsqueda del mundo que se abre detrás de las puertas de las casetas.

Es un día de madrugar menos que otros, quizá porque se sabe también que es mucho más largo que los demás. Se come, o se empieza a comer, después de las tres, la sobremesa llega a media tarde y lo de después se alarga hasta que el cuerpo aguante. En las horas que en otro momento son de la siesta van haciendo los volantes sus dibujos de la música en el baile por sevillanas, y todo va despacio hacia su final.

Pero no se va todavía. Cuando cambian las luces, la natural por las artificiales, el sol por la portada y por el interior de las casetas, la Feria de Córdoba se resiste a marcharse. Las familias siguen en todo lo alto, pero más bien en la calle del Infierno, porque las casetas las han tomado los jóvenes. Las luces de las atracciones componen un mosaico multicolor visto desde las más atrevidas.

Lo que antes estuvo algo más tranquilo, porque la gente se ha refugiado en el interior de las casetas, ahora vuelve a ser para las grandes bullas, las de quienes apurarán la Feria de Nuestra Señora de la Salud hasta el amanecer. No habrá más, y es necesario aprovecharlo hasta el final.

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