Feria de Córdoba 2018 | Una becerrada para abrir boca

El recuerdo inundó la apertura. La Feria de Nuestra Señora de la Salud dio comienzo el jueves por primera vez con la tradicional becerrada en homenaje a la Mujer Córdobesa que organiza el Círculo Taurino . Un acontecimiento cuyo vínculo con Los Califas se mantiene pese a que ya no inunde, como antaño, el graderío. Con apenas un tenido y medio ocupado se celebró un festejo con ambiente festivo que al final se saldó con una doble puerta grande para los noveles cordobeses Josué Hidalgo y Fuentes Bocanegra , este último tras cortar un rabo, con un buen encierro de Saltillo.

Lejos de lo meramente taurino, que poco cabe detallar más allá de la voluntad y el pundonor que manifestaron los partícipes y el gran juego de los astados, la tarde sirvió para resaltar varios aspectos que merecen la pena reseñar. El primero hace alusión al lamentable aspecto que presentan algunos rincones del coso taurino. Vergonzosa la suciedad en los asientos y la dejadez en las zonas próximas a las barreras, donde crecen jaramagos de más de medio metro. Similares a los que han aflorado en los mismos recipientes donde en un tiempo pasado hubo gitanillas que vestían las balconadas. Una imagen antagónica con lo que debe ser una plaza de primera que, pese a abrir taurinamente poco sus puertas, merece un mínimo cuidado. Porque el que el viernes va a gastarse el dinero para ver los toros desde una barrera o desde un asiento en cualquier localidad, merece un respeto. Tómese nota, porque la Fiesta también se ensucia con detalles tan reprochables como el que se dicta.

Al margen de lo puntualizado, la sesión, bien organizada por la Escuela Taurina y presidida por el matador Agustín Castellanos El Puri, dio comienzo con un emotivo minuto de silencio en memoria del desaparecido mozo de espadas Federico Ruiz , un señor discreto que merece todos honores dada la entrega que siempre ofreció para con el toreo cordobés. Su propia hija, Rebeca, emocionada recogió posteriormente una distinción entregada por el presidente del Círculo Taurino, Alfonso Téllez. «Es un gesto muy bonito, estamos muy agradecidos» , explicó a este periódico.

En esa secuencia reminiscente, hubo un detalle también emocionante, la interpretación del himno nacional , que levantó a todos los presentes y que precedió a una atronadora ovación. Sirva también para significar el poderoso arraigo de esta tradición cultural, que siempre ha unido a todos los españoles.

En lo genérico, la sesión, con los ojos cerrados y los oídos bien abiertos, retrotrajo al pasado . No hubo vulgaridad en las formas de los asistentes, donde se dieron cita más féminas que varones. Hubo respeto a la acción taurina e instantes para el pasodoble, también para el «Soy cordobés» . Con los ojos abiertos, la lástima anduvo en la grada porque, pese a ser un festejo gratuito, la presencia fue escasa.

Dos fueron los jóvenes que triunfaron, con estilos diferentes y con formas propias de aprendices. Mejor los astados que sus lidiadores, algo que se comprende y disculpa. Por concepto, mejor Hidalgo, por raza, el también local Fuentes Bocanegra , que pese a demostrarse inexperto, consiguió hacerse con el respetable con una euforia demasiado efusiva. Los otros dos noveles, Julio Alguiar y Joaquín Caro pudieron haber tocado pelo de no haber errado con el acero.