TRÁFICO

La difícil batalla contra los gorrillas en Córdoba

Los guardacoches no están fuera de la ley, pero tampoco bajo regulación. El Ayuntamiento ultima medidas para cercar el problema

Un aparcacoches en los alrededores del centro médico Castilla del Pino VALERIO MERINO

IRENE CONTRERAS

La actividad «alegal» de los guardacoches está totalmente fuera de control, y el Ayuntamiento de Córdoba lo sabe. Asociaciones vecinales de distintas zonas de la ciudad han hecho llegar sus quejas al correspondiende departamento de Capitulares ante la incomodidad que les produce tener que vérselas diariamente con personas que exigen «propinas» a cambio de señalizar las plazas de aparcamiento libres , sin que nadie lo haya pedido y sin tener la orden ni el permiso municipal para ello. El área de Seguridad se escuda en que esta ocupación no es delicitiva : no pueden expulsar de un solar o de un vial a quien busca ganarse la vida ayudando a un conductor a aparcar su coche a cambio de un pago voluntario . Es ahí donde el Consistorio pone el acento: en la voluntariedad de las monedas que el ciudadano da al gorrilla a cambio de que le indique dónde hay una plaza libre. La Policía Local sólo puede intervenir, insisten, en caso de que se produzca una coacción, una amenaza o, en última instancia, un daño al vehículo de quien se haya negado a pagar por el «servicio» prestado.

Sin embargo, a nadie escapan las molestias que genera la continua presencia de los aparcacoches donde no se les ha requerido. Allá donde existe un solar hay al menos un gorrilla y su actividad es, se mire por donde se mire, irregular. No existe ninguna empresa ni particular que tenga permiso del Ayuntamiento para ordenar las plazas de estacionamiento de un suelo que es municipal. Para intentar ofrecer una solución a un fenómeno incontrolable, la delegación de Movilidad ha decidido regular un trabajo que hoy por hoy se encuentra en un limbo. En 2018 sacará a concurso, por lotes, la vigilancia de determinados espacios que ya son utilizados de facto como aparcamiento para que sean empresas de inclusión social , con trabajadores dados de alta en la Seguridad Social y condiciones laborales dignas, las que se encarguen de cobrar a los vecinos por encontrar aparcamiento.

Esta solución no convence a quienes apuestan por el estacionamiento gratuito en suelo público, pero el Ayuntamiento esgrime que es la única manera de poner cerco a un problema enquistado desde hace años y que genera, en determinados barrios, verdaderos problemas de seguridad ciudadana. Uno de los puntos más conflictivos es el solar junto a la estación de autobuses . La presidenta del Consejo de Distrito Noroeste, Teresa Caballero , afirma que ha puesto en conocimiento del Consitorio la «sensación de inseguridad» que ocasiona la presencia constante del conflictivo foco de gorrillas que opera en la explanada, que no sólo ha protagonizado episodios de peleas sino que también «raya coches, pincha ruedas y orina en las cerraduras» de los vehículos de aquellos que no quisieron pagar. « No pertenecen a ningún colectivo o empresa . Son miembros de una misma familia que han tomado aquello», explica.

Un aparcacoches en el parking junto a la Plaza de Toros

Hay que diferenciar entre dos tipos de aparcacoches . Por un lado está el gorrilla tradicional, una persona que ha encontrado en esta labor una forma de buscarse la vida y trabaja por libre o en grupos pequeños de personas sin estar asociado a ninguna empresa, aunque hay quien ve, detrás de su estudiada organización, la mano negra de alguna mafia. Por otro, están los « vovis » dependientes de empresas, que suelen portar chalecos reflectantes identificativos y que entregan tickets al «cliente» a cambio de las monedas. En Córdoba hay al menos dos empresas con personas a su cargo realizando este trabajo. Una de ellas, la más experimentada con unos 50 años de trayectoria a sus espaldas, es Minusválidos Gestión de Aparcamientos (Mgacor), que tiene una plantilla de unas 24 personas. En los buenos tiempos, recuerdan, llegaron a tener casi 40 trabajadores. «Todos ellos tienen alguna minusvalía», explica Juan Herruzo desde esta empresa reconocida como Centro Especial de Empleo. Admite que Mgacor no tiene permiso municipal, pero explica que antaño sí lo tuvo. Al menos desde 2005 trabajan, asegura, sin legalizar, pero «con la vista gorda» de la administración.

No están satisfechos con esta falta de regulación. De hecho, insisten, les perjudica por la competencia de los «verdaderos gorrillas» , que se apropian de espacios en los que sus empleados solían trabajar y «les acaban echando». Herruzo afirma que han intentado por todos los medios que distintas corporaciones locales accedan a darles zonas de aparcamiento en concesión «para estar legales y protegidos ». El delegado de Movilidad, Andrés Pino, confirma este punto. El problema, explica el concejal, es que las empresas con las que se ha reunido insisten en que la concesión se haga de forma directa y la intención del Ayuntamiento es sacar los lotes a licitación pública para que cualquier empresa que cumpla las cláusulas sociales pueda optar a ellos.

«A veces se habla con mala educación a los guardacoches. Esas personas no tienen 'riles' de hacerlo con los verdaderos gorrillas. La toman con los débiles»

Hace unas semanas, un vecino inició una recogida de firmas «online» para pedir al Ayuntamiento contundencia contra empresas (y particulares) que obligan a los conductores a pagar por aparcar, concretamente en la zona de la Avenida de la Victoria . Se trata de una vía controlada por los «vovis» de Mgacor. Desde la empresa, Herruzo defiende que actualmente el pago es voluntario, aunque critica a quienes se oponen a dar unas monedas a «trabajadores que están ahí cuando llueve, de noche, pasando frío y calor y cumpliendo una función útil . Antes la gente era más comprensiva». En relación a la supuesta «amenaza» que, según el vecino denunciante, suponían los guardacoches del Paseo de la Victoria, el representante de Mgacor defiende que si alguna vez ha habido incidencias ha sido a raíz «de la mala educación » con la que algunos conductores se dirigen a los trabajadores, que, recuerda, «son discapacitados psíquicos ». «Es fácil que los guardacoches interpreten esa actitud como una ofensa y contesten mal», defiende Herruzo, que critica que «esas mismas personas no tienen ‘riles’ de enfrentarse de la misma manera a los gorrillas de verdad. La toman con los débiles ».

Los «gorrillas de verdad» a los que se refiere están, por ejemplo, en Conde de Vallellano, en el mencionado solar de la estación de autobuses, en la explanada que se extiende a las espaldas del estadio Enrique Puga , cerca del Arenal, o en los aledaños del centro médico Castilla del Pino, en la barriada de Noreña . También se han instalado en dos solares del barrio de Santa Rosa, a pesar de que la presión vecinal logró que el Ayuntamiento colocara en ellos carteles que indicaban que el aparcamiento allí es «libre y gratuito». El presidente del Consejo de Distrito Norte , Juan Gregorio, afirma que se siguen produciendo molestias y que los vecinos acaban pagando a los «gorrillas» por miedo a que puedan hacerle algo a sus vehículos.

Sobre los gorrillas en la zona azul: «Si se logró que hubiera un horario libre de pago, no es de agrado tener que pagar»

Otra práctica habitual es que los gorrillas se instalen en aparcamientos de zona azul fuera del horario de pago obligatorio , por ejemplo, en los alrededores del parque de Colón por las noches y los fines de semana. En este caso, como en el del solar del Puga, se trata de estacionamientos rotatorios, principalmente usados por quienes acuden para pasar sólo unas horas en las tiendas. Las asociaciones vecinales de estas zonas descartan que haya habido incidencias reseñables en los últimos tiempos, si bien constatan las incomodidades que se generan. «Si se logró que hubiera un horario libre de pago para uso público, no es de agrado que haya que pagar», explica el presidente de la Asociación Vecinal Torre de la Malmuerta , Jesús Padilla. «Pero bueno. La gente se gana la vida como puede », concluye.

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