QUEJAS

El calvario de vivir junto a una casa okupa en Córdoba

Los vecinos denuncian focos de suciedad y ratas que afectan a sus casas

Vivienda ocupada en la plaza de la Magdalena VALERIO MERINO

PILAR GARCÍA-BAQUERO

«Hace unos días cuando comenzaron a levantar las montañas de desechos y basura las ratas salían por decenas. Esto parecía una cacería; no había gatos ni perros suficientes para tanta rata», comenta una vecina del inmueble que está pared con pared con la casa okupa de la plaza de la Magdalena . Los vecinos luchan desde hace 12 años por lograr una solución a la okupación ilegal de este inmueble propiedad de unos fondos de inversión Sareb , el denominado «banco malo» , comenta uno de los propietarios de las casas colindantes.

«Puedes observar cómo me falta la borla de bronce del balcón que linda con su balcón. La han arrancado para venderla; una de las ratas mordió a un perro en el cuello», comenta otro de los vecinos. «El banco malo hace caso omiso a nuestras denuncias, las vamos acumulando; ni ellos ni Urbanismo hacen nada por acabar con este foco de infección, suciedad y ruidos », lamentan estas familias.

«Este verano esto se convirtió en un auténtico polvorín. Acumulan bombonas de butano y junto a estas bombonas que manipulan a martillazos, ardían los pastos de la zona del yacimiento que hay a las espaldas; cualquier día volamos por los aires», denuncia este vecino, cansado de interponer denuncias y de ir a la Gerencia de Urbanismo en busca de una solución. «Sabemos que la Universidad de Córdoba estaba interesada en los terrenos pero no llegan a un acuerdo con la Sareb en cuanto al precio del inmueble; pero una solución hay que buscar, lo que no puede es que ocurra esto; y si desalojan vienen otros », reitera este vecino.

Es un «sinvivir» que dura ya demasiado tiempo, lamentan estos vecinos que están esperanzados en que sea la Justicia quien desaloje a estos okupas que ahora están montando una chatarrería con restos de puertas y de construcción que han traído de la calle. Sobre esta decena de «okupas» -la mayoría gitanos rumanos , aunque también hay españoles- pesa una orden de desalojo que se tramita en un juzgado de Primera Instancia . Todos los vecinos espera que el «levantamiento» (desalojo) de esta ocupación ilegal en el Casco se haga efectiva cuanto antes.

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