Una avioneta estacionada en el aeropuerto de Córdoba
Una avioneta estacionada en el aeropuerto de Córdoba - VALERIO MERINO
ENIGMAS

¿Qué fue de la avioneta misteriosa que sobrevolaba Córdoba de noche?

El Gobierno arrojó luz sobre el Antonov en 2015, pero para entonces ya habían prosperado las teorías conspiranoicas

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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¿Recuerdan la avioneta «fantasma» que surcaba el cielo nocturno cordobés? El asunto despertó tanto interés entre los ciudadanos que escuchaban su paso cada noche que incluso el Gobierno tuvo que pronunciarse al respecto. La aeronave, que en realidad era un Antonov de bandera ucraniana, era un aparato turbohélice que se destinaba a cargas entre Inglaterra y Marruecos sin escala. Según los convenios internacionales, tenía asignada una aerovía, una especie de carretera del aire.

En el libro «Enigmas y misterios de Córdoba» de José Manuel Morales Gajete (Almuzara, 2015) el autor dedica un capítulo a relatar el «misterio» que estuvo en boca de todos hace ya un par de años. En él, recuerda cómo se hizo frecuente para los cordobeses escuchar cada día a medianoche (entre las doce y la una de la madrugada) el paso de un aeroplano que parecía viajar muy bajo, pero del que no se veía rastro en el cielo.

El vehículo no despegaba ni aterrizaba desde el aeropuerto de Córdoba, la Guardia Civil y Navegación Aérea descartaron que se tratara de un aparato de tráfico habitual y las aplicaciones que permiten acceder a la información de los distintos vuelos internacionales no arrojaban luz sobre la misteriosa presencia de la que fue bautizada como «la avioneta nocturna».

En su momento se especuló con todo tipo de hipótesis: vuelos médicos, vuelos militares de bases estadounidenses como la de Morón e incluso los más agoreros creyeron escuchar en el ruido del avión las trompetas del Apocalipsis. La Subdelegación del Gobierno finalmente tuvo que comparecer para desmentir los rumores y explicar que el avión de carga realizaba una ruta nocturna entre Gran Bretaña y África. La respuesta fue poco concluyente puesto que no daba solución a algunos de los enigmas planteados, pero en marzo de 2015 el Ejecutivo al fin puso nombres y apellidos al Antonov: pertenecía a una compañía ucraniana y utilizaba la aerovía B-42 para aterrizar en el aeropuerto marroquí de Agadir.

Las teorías de la conspiración

La parte divertida del asunto está en las teorías conspiranoicas que germinaron a raíz del misterio. En la calle empezaban a escuchar historias sobre contrabandistas de sustancias ilícitas, algo poco creíble puesto que si algo quiere un comerciante ilegal es, precisamente, pasar desapercibido. Según Morales Gajete, incluso hubo quien planteó que el avión estuviera vertiendo desde el aire productos químicos nocivos como parte de un experimento secreto. Se especuló también con que se tratara de un «ladrón de lluvia» con el cometido de destruir las nubes. Casualmente, el invierno de 2015 fue uno de los más secos que se recuerdan, recuerda el autor.

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