Nuestra Señora de la Piedad, en una foto antigua
Nuestra Señora de la Piedad, en una foto antigua - ABC
HISTORIA

El origen de la Virgen de la Piedad de Córdoba

Aunque la imagen data de 1958, Martínez Cerrillo realizó el busto durante la Guerra Civil

Córdoba Actualizado: Guardar
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El recordado imaginero bujalanceño Juan Martínez Cerrillo fue el encargado de realizar gran parte de las imágenes pasionistas de Córdoba durante principios y mediados del pasado siglo XX. Una de sus imágenes más aplaudidas de la época fue la de Nuestra Señora de la Piedad, titular de la hermandad salesiana del Prendimiento y que fue realizada en el año 1958. Sin embargo, la imagen tiene un origen más remoto, ya que el busto de la misma se encontraba en el taller del escultor desde que lo realizase durante la Guerra Civil española. Al menos, así lo cuentan los hermanos más antiguos de la cofradía del Martes Santo.

De este hecho quedó constancia en el libro «Semana Santa de Córdoba: Un siglo de historia», obra del periodista Jesús Cabrera y el poeta Pablo García Baena.

Según se relata en esta publicación, «los hermanos del Prendimiento cuentan que la cabeza de María Santísima de la Piedad fue la primera Virgen que tallara Juan Martínez Cerrillo y que, olvidada en el taller, fueron pasando los años hasta que repararon en ella los cofrades salesianos, siendo este el momento en el que se complementó la imagen». Es por ello que la Dolorosa, a pesar de las múltiples restauraciones que han transformado su aspecto actual, aún conserva el parecido y la impronta de otras imágenes de Cerrillo como María Santísima de la Paz y Esperanza.

Por su parte, algunos de los hermanos más longevos de la corporación corroboran esta información. Juan Vizcaino Sáez, antiguo hermano mayor de la hermandad del Prendimiento, atestigua que la historia es cierta. De hecho, Martínez Cerrillo estuvo muy vinculado a la cofradía salesiana, ya que durante muchos años ocupó el cargo de vestidor de la Dolorosa, utilizando para su atavío elementos tan peculiares como collares de perlas que rodeaban su rostro o la mantilla sobre el manto. Asimismo, algunos hermanos llegan a afirmar que Cerrillo apodaba cariñosamente a la imagen como «mi niña», ya que el busto de la misma le había acompañado en su taller prácticamente desde sus comienzos.

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