El pregonero Bernabé Jiménez, en el centro
El pregonero Bernabé Jiménez, en el centro - ROLDÁN SERRANO
PREGÓN DE GLORIA

Bernabé Jiménez añora una «Córdoba antigua, elegante y señora» en su pregón de gloria

Este cofrade ofreció ayer en la Merced la tradicional exaltación a las hermandades de gloria

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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Un repaso afectuoso a las hermandades de Gloria cordobesas con pinceladas reivindicativas. El cofrade Bernabé Jiménez pronunció este sábado en la iglesia de la Merced el XVI pregón de Glorias en el que realizó una defensa de la Córdoba más tradicional y reivindicó un mayor apoyo a las trece hermandades de Gloria agrupadas. «Hablar de las Glorias no es de importancia menor, que son las grandes advocaciones de esta ciudad que marcaron la historia y su devoción», relató.

Presentado por su amigo Federico Fernández, Jiménez confeccionó un pregón que combinó música, prosa y lírica. De esta forma, la Banda de Música de La Esperanza intercaló marchas como «Rocío», «Encarnación Coronada» o «Fuensanta Coronada» entre las poesías dirigidas a las Glorias cordobesas.

Una simbiosis entre música y palabra que llenó de dinamismo el pregón y extasió a los asistentes que llenaron la Merced.

«Ya que no tenemos un gran teatro para poder proclamar las grandezas de las Glorias ni la mayor autoridad civil y eclesial», pregonó Jiménez, «pido a ellas y a la Agrupación que el próximo año este pregón lo escuchemos en la Santa Iglesia Catedral». De esta forma, el flamante pregonero solicitó un nuevo emplazamiento para la celebración del evento.

Combinado con tintes reivindicativos, Jiménez efectuó un recorrido por diversos puntos de la ciudad califal como la iglesia de San Pablo, San Lorenzo, la Merced o las ruinas de Medina Azahara. «la ciudad brillante que mandó construir Abderramán III, palacio califal».

Tampoco olvidó mencionar a San Rafael, Custodio de Córdoba, y la patrona, la Fuensanta. Bernabé Jiménez inició su relato a través de los lugares cordobeses en los que San Rafael ha dejado su impronta. «San Rafael, tú que en el puente que lleva tu nombre, proteges al viajero y triunfante recibes al forastero».

Por último, el pregonero sentenció querer «sentirme orgulloso de las grandezas que mi ciudad ha tenido». Pidió volver a ver una ciudad «antigua, elegante y señora» y sentir «la esencia de esa Córdoba que a todos nos emociona y nos hace llorar».

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