Gabriel Cruz

Ana Julia Quezada, la desconocida madrastra de Gabriel Cruz

La mayoría de vecinos solo vierten suposiciones, mientras reconocen que la veían vivir en la zona

Ana Julia consuela a Ángel Cruz, padre de Gabriel ABC

J.J. MADUEÑO

En el barrio de Puebla de Vícar era prácticamente una desconocida. Los vecinos la veían por las calles, pero no sabían mucho de ella. Sobre Ana Julia Quezada la mayoría de vecinos solo vierten suposiciones, mientras reconocen que la veían vivir en la zona, ir a comprar al supermercado, en ocasiones acompañada del pequeño Gabriel y Ángel –padre del menor–. El niño les visitaba cada 15 días y hacía vida con la pareja. Los vecinos la recuerdan con un «hijo» de unos 8 ó 9 años. Ese niño era Gabriel, el mismo que a las 13.00 horas del domingo encontraron muerto en el maletero de su coche .

Sus vecinos entonces entraron en un mundo de certezas. «Se sabía que era ella desde que encontró la camiseta seca» , remarca Miguel Vargas, que se concentra con una quincena de vecinos junto al Ayuntamiento de Vícar, a 50 metros de donde detuvieron a Ana Julia a la entrada del garaje del bloque donde vivía con Ángel, un técnico en una empresa de fertilizantes con una vida estable y un buen trabajo, según los vecinos.

«Se sabía que era ella desde que encontró la camiseta seca»

Han escuchado la historia y han salido a la calle, también han visto el video de la detención y narran las palabras de la dominicana cuando fue esposada al decir: «Yo no he sido, cogí el coche esta mañana» . Es un compendio de sentimientos que hacen que la mujer que grabó el video viral del arresto se haya refugiado en su casa y no quiera recibir visitas, o que Moroud E. reconozca, en la misma calle donde encontraron a Gabriel, que el mazazo ha hecho llorar a todos los vecinos y a la Guardia Civil .

La consternación es similar a la que hay en Las Negras, donde Ana Julia regentó la cafetería «Black» durante años. Fue la dueña hasta que la traspasó a Marisa, que se hizo cargo en septiembre del año pasado, cuando «La Negra», como se le conoce en esta zona de Almería, se fue a vivir con Ángel a Vícar. A Marisa le contó que había perdido una hija de cinco años en el pasado y que tenía otra de 22 que vivía en Burgos , lugar desde donde llegó con una pareja anterior a Las Negras para montar la cafetería con temática rock. Un antiguo amigo burgalés le preguntó por Facebook: «¿Qué has hecho Ana?».

Sergio, el novio que le acompañó en los primeros años en Almería, era guitarrista y se refugiaron en el local hasta que el amor se rompió entre ellos. «A su hija en Burgos solo fue a visitarla cuando la niña cumplió la mayoría de edad» , explica Marisa, que ha tapado el nombre del local. «Ya hubo muchos rumores sobre ella que me afectaron por su trato con la gente. Los clientes siempre hablaban de «La negra» y a mí me desprestigiaron , porque soy una antigua trabajadora de ella que se quedó con el local en invierno, cuando aquí se suele invertir en verano», remarca la mujer a la que traspasó «Black», que dice que ya nunca volverá a llamarse de esa forma.

«A su hija en Burgos solo fue a visitarla cuando la niña cumplió la mayoría de edad»

Al lado, está Blanca, una mexicana que llegó en abril del año pasado a Las Negras para abrir un restaurante mexicano. Reconoce que ella siempre tuvo un buen trato con Ana Julia y que no le vio «nada raro» hacia Gabriel. «El niño estaba bien con ella y Ana era muy cariñosa con Gabriel », apunta mientras recuerda al pequeño jugando a videojuegos con los amigos en las inmediaciones del restaurante.

«Esta tarde todo el mundo la quería matar, pero no sabemos realmente qué pasó», señala Blanca, que apunta a que Ana Julia tenía una buena relación con Patricia, la madre de Gabriel, que había ido a conciertos que la novia de su expareja celebraba en su cafetería. «He visto a Ana cambiar a Gabriel de ropa o tratarlo con cariño» , explica la mexicana.

Blanca recuerda la alegría de Ana Julia por irse a vivir con Ángel y cuando le contó que había estado en Burgos visitando a su hija o en República Dominicana con su familia. «Era una chica normal, agradable y no sé qué ha podido pasar» , remarca Blanca, que no se explica lo sucedido. Recuerda la cantidad de vecinos que han pasado por el restaurante hablando sobre el suceso y que a algunos exacerbados les ha dicho que «pudo ser un accidente, que la mujer entró en pánico y cometió el error de ocultar el cuerpo para no romper su relación con Ángel».

Hasta ahora, la única certeza es que Ana Julia se acercó a un pozo en Rodalquilar por la mañana con una manta, envolvió el cadáver del niño y lo metió en el maletero, para que minutos después –los que se tardan en hacer los 77 kilómetros entre el pozo y Puebla de Vícar– fuera detenida, a la entrada de su garaje, con el cadáver en su coche, cuando presuntamente intentaba cambiarlo de escondite para que no fuera hallado.

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